Joan Antoni Baron

Acuerdo políticamente responsable y territorialmente estratégico

Si de alguna manera se tiene que etiquetar el acuerdo de Movilidad, que por amplia mayoría adoptó el Consejo Comarcal del Maresme la semana pasada, sería el de responsable y estratégico. Pero también paciente y generoso.

Responsable porque era el que había que hacer y, más allá de los brindis al sol que sirven para alimentar el populismo y poca cosa más, era el que se esperaba de los grupos políticos de la comarca. Un acuerdo amplio, que superando el debate de los peajes y de la nueva carretera, planteara las necesidades del conjunto de la movilidad del Maresme: transporte público, infraestructuras ferroviarias y viarias, conexiones con Barcelona y también con Girona, movilidad interna de la comarca.

Sin obviar los dos temas que han sido centrales en todos los intentos anteriores de acuerdo: la construcción de una carretera que fuera alternativa a la actual N-II y el tema de los peajes. Las decisiones sobre estos temas se han tomado después de muchos estudios técnicos y de movilidad que demuestran la inviabilidad de una simple eliminación de peajes sin ninguna otra alternativa, que nos condenaría en un periodo corto de tiempo al colapso de la autopista y haría peligrar la viabilidad económica y social de la propia comarca. El resultado ha sido la propuesta de construcción de una carretera interior, más o menos paralela a la autopista, con rotondas suficientes para permitir la interconexión con la red de carreteras secundarias y mejorar sustancialmente la comunicación interna de la comarca. Sobre los peajes se ha llegado a un acuerdo possibilista que, por primera vez, incluye criterios de movilidad sostenible y que permite descuentos acumulativos y que se irán incrementando en los próximos años por los residentes del Maresme.

Este acuerdo también ha sido fruto de la paciencia, con multitud de reuniones y borradores del documento final al cual se han ido incluyendo todos los temas que los diferentes grupos han ido planteando a lo largo de estos casi dos años de negociaciones. Cómo también ha sido un acuerdo generoso que, planteado sin apriorismos, ha permitido llegar a un amplio consenso con renuncias por parte de todo el mundo.

Hace tiempo escribí que un acuerdo sobre la movilidad del Maresme, que acabara con un debate estéril y que nos hacía perder inversiones y oportunidades, dependía fundamentalmente de nosotros mismos, de nuestra capacidad de consenso y de llegar a acuerdos importantes, estratégicos y responsables.

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