Si de alguna manera se tiene que etiquetar el acuerdo de Movilidad, que por amplia mayoría adoptó el Consejo Comarcal del Maresme la semana pasada, sería el de responsable y estratégico. Pero también paciente y generoso.
Responsable porque era el que había que hacer y, más allá de los brindis al sol que sirven para alimentar el populismo y poca cosa más, era el que se esperaba de los grupos políticos de la comarca. Un acuerdo amplio, que superando el debate de los peajes y de la nueva carretera, planteara las necesidades del conjunto de la movilidad del Maresme: transporte público, infraestructuras ferroviarias y viarias, conexiones con Barcelona y también con Girona, movilidad interna de la comarca.
Sin obviar los dos temas que han sido centrales en todos los intentos anteriores de acuerdo: la construcción de una carretera que fuera alternativa a la actual N-II y el tema de los peajes. Las decisiones sobre estos temas se han tomado después de muchos estudios técnicos y de movilidad que demuestran la inviabilidad de una simple eliminación de peajes sin ninguna otra alternativa, que nos condenaría en un periodo corto de tiempo al colapso de la autopista y haría peligrar la viabilidad económica y social de la propia comarca. El resultado ha sido la propuesta de construcción de una carretera interior, más o menos paralela a la autopista, con rotondas suficientes para permitir la interconexión con la red de carreteras secundarias y mejorar sustancialmente la comunicación interna de la comarca. Sobre los peajes se ha llegado a un acuerdo possibilista que, por primera vez, incluye criterios de movilidad sostenible y que permite descuentos acumulativos y que se irán incrementando en los próximos años por los residentes del Maresme.
Este acuerdo también ha sido fruto de la paciencia, con multitud de reuniones y borradores del documento final al cual se han ido incluyendo todos los temas que los diferentes grupos han ido planteando a lo largo de estos casi dos años de negociaciones. Cómo también ha sido un acuerdo generoso que, planteado sin apriorismos, ha permitido llegar a un amplio consenso con renuncias por parte de todo el mundo.
Hace tiempo escribí que un acuerdo sobre la movilidad del Maresme, que acabara con un debate estéril y que nos hacía perder inversiones y oportunidades, dependía fundamentalmente de nosotros mismos, de nuestra capacidad de consenso y de llegar a acuerdos importantes, estratégicos y responsables.
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