Lluís Bassat

Albert Ràfols-Casamada (e II)

Pero el hecho más entrañable que me ha unido a Albert a lo largo de toda mi vida, fue en 2002 cuando Bettina Farreras, Consejera Delegada de Bassat Ogilvy en Barcelona, organizó el acto benéfico “Juntos por un mundo mejor” destinado a recoger fondo a favor del Maratón de Tv3 dedicada a la investigación de las enfermedades inflamatòries crónicas. La Bettina tuvo una idea extraordinaria consistente a pedir a una serie de personalidades de Barcelona y a una serie de artistas de nuestra ciudad, de pintar plegados un cuadro, que firmarían ambos y que se vendería en subasta pública al Gran Teatro del Liceo de Barcelona.



Cuando le pidieron a Albert Ràfols si querría participar en este acto benéfico dijo que sí inmediatamente y añadió que le gustaría pintar el cuadro conmigo. Qué compromiso por mí! Pasé unos cuántos días pensante qué hacer porque lo mío es apreciar el arte pictórico pero no hacerlo. Dado que siempre he pensado que existe una idea para solucionar cualquier tipo de problema, decidí buscarla. No tardé mucho a encontrarla: tengo un objeto absolutamente entrañable para mí y del que no megastaría nunca a menos que fuera por una obra benéfica de enorme importancia: la sageta con la que se encendió el peveter a los Juegos Olímpicos de Barcelona. De hechousamos cuatro, dos por los ensayos con público, una por la Ceremonia de Inauguración de los Juegos Olímpicos y una última por la Ceremonia de Inauguración de los Juegos Paralímpicos. Dado que todos queríamos la sageta de la ceremonia inaugural, empezando por Juan Antonio Samaranch que quería exponerla en el Museo Olímpico de Lausana, decidimos poner las cuatro sagetes dentro de una caja cerrada, mezclarlas y después repartirlas. Así todos podemos decir que la nuestra tiene el mismo valor que las altas tres. Un golpe meditado y hablado con mi mujer y mis hijos, decidí traer la sageta al estudio de Albert Ràfols el día que teníamos que pintar juntos el cuadro. Le expliqué que era la mejor contribución que podía hacer a la obra de arte que él haría a continuación. Si bien la idea de incorporar la sageta al cuadro le gustó mucho, finalmente me dijo que era una lástima que me quedara sin algo tan valioso por mí y que él pintaría la sageta al cuadro y que después, plegados, acabaríamos de pintar la obra. Puedo aseguraros que un golpe pintada la sageta, cuando me dio un pincel con pintura azul y me dijo: “empieza por aquí y pinta de arriba abajo”, las piernas me temblaban. En base de irme animando y obviamente de ir–me explicando como lo tenía que hacer, dediqué toda una tarde a ir pintando parte del cuadro que naturalmente él iba completando con el mismo u otros colores hasta que quedó terminado. Lo firmó y me pidió que también lo firmara. Vi que quedaba un poco de espacio justo debajo de su firma y allí firmé, pero el tras y la medida del pincel hicieron que la mía quedara más grande que la suya, cosa que no podía aceptar de cabeza de las maneras. Le pedí de borrarla y volví a firmar con tanto cura, que más que firmarescribí mi nombre, vigilando que no quedara más grande que su firma.

El día de la subasta, el cuadro de en Ràfols empezó a cotizarse. Yo no me había ni planteado de comprarlo, pero mi hija Yolanda, que sentaba a mi lado, meanimó diciéndome: “puedes tener toda una colección de obras de Albert Ràfols-Casamada y no tener la que has pintado con él? Tienes que subir y comprarla”. Puedo deciros que el cuadro en el que había participado es la obra de en Ràfols que he pagado más cara en toda mi vida, pero no mehe arrepentido en absoluto, bien al contrario, me hubiera arrepentido muchísimo de no haberla comprado.

Este cuadro ocupó una pequeña sala a Can Palacete durante la exposición que le dedicamos. En la sala, seinstaló también un televisor que pasaba el vídeo grabado mientras en Ràfols y yo pintábamos conjuntamente la obra, el mérito de la cual, es íntegramente suyo. También querré que en el nuevo Museo, esta obra y este vídeo ocupen un lugar especial.

Espero que pronto todos los mataronins y el resto de catalanes y españoles que lo deseen, suban visitar la primera exposición a la Nave Gaudí, donde con toda seguridadhabrá obra del extraordinario artista que ha sido Albert Ràfols-Casamada.

Comentarios