Toni Rodon

Allá en Mataró, hace 40 años que había un tranvía!

Se cumplen cuarenta años de la desaparición del tranvía de Mataró

Si el Ayuntamiento de Barcelona no hubiera recuperado el tranvía ahora hace un año, probablemente hoy este medio de transporte sólo sería recordado como pieza de museo o como vehículo útil y ecológico, aunque sea utilizado profusamente a numerosos países europeos. A pesar de todo, los ciudadanos de Mataró se desplazaron en este medio de transporte durante 37 años, desde mayo de 1928 en octubre de 1965.

Aquel año unas lluvias torrenciales inutilizaron la central transformadora eléctrica del tranvía y provocaron numerosas desperfectos a la ciudad y en varias poblaciones catalanas como Santa Coloma de Gramenet. Precisamente, ayer domingo, día 9, se complïen cuarenta años de aquella tromba de agua que precipitó la desaparición del tranvía mataroní.

De hecho, este medio de transporte disfrutó de una gran popularidad a la ciudad hasta que, aparte de las lluvias torrenciales, el impulso de nuevos medios de locomoción más rápidos y baratos y la necesidad de viales más anchas hicieron que se apartaran los raíles y se guardaran los vagones como reliquia del pasado.

De los siete vagones que tenía la línea Mataró-Argentona, uno de ellos ha desaparecido y sólo dos continúan en la capital del Maresme. Uno es el “número 3” y está ubicado en la Plaza Granollers. El otro, el “número 4” está en posesión del Ayuntamiento a las dependencias del Matadero desde el año 1999. Actualmente está muy malogrado y córre el riesgo de sufrir un deterioro irreversible. Según la Asociación Amigos del Tranvía de Mataró, la entidad que vela por el recuerdo de este medio de transporte y trabaja por la restauración de los antiguos vehículos, hay que practicar una actuación urgente: “Si el consistorio no hace nada con el número 4, perderemos una pieza de un gran valor”, explica el presidente de la entidad, Joan Antoni González.

Hace tres años, el ayuntamiento de Mataró aprobó una subvención porque el vagón se pudiera restaurar. “Se empezaron a realizar trabajos, sobre todo en las chapas del vehículo”, dice González. A pesar de todo, el gobierno decidió finalmente no seguir con la reparación debido al alto coste económico de la operación. “El tranvía más grande y el único que se hizo en Mataró, no puede esperar más su reconstrucción”, denuncian desde la entidad. Por este motivo, desde hace un año Amigos del Tranvía recoge firmas porque el consistorio mataroní arregle el “número 4”. Con un año han recogido un total de 5.000 firmas.

La desaparición del tranvía no es por la Asociación Amigos del Tranvía un hecho inevitable. La entidad defiende que se puede potenciar su uso como vehículo ecológico y limpio y como impulsor del turismo. Por este motivo ya hace tiempo que proponen un uso por el “número 4”. Según explican, este vagón se podría situar al al paseo marítimo haciendo todo el recorrido. Un circuito que actuaría, a la vez, como un reclamo turístico por la ciudad. “Ahora que se habla de Mataró como una ciudad turística sería interesante impulsar este aspecto; en Estados Unidos o La Coruña así lo han hecho y ha sido un éxito”, ha defendido su presidente. El asunto, que ahora depende del Patronato de Cultura, está parado. Así lo ha reconocido el presidente del PMC, Jaume Graupera, que ha rehusado hacer declaraciones respecto a este tema.

El resto de tranvías que circulaban por raíles mataronins se encuentran en varias poblaciones catalanas. El más cercano es el “número 2”, ubicado en la Plaza Nueva de Argentona. El 6 y el 1 están expuestos al Museo de Transportes de Cataluña de Castellar de n'Hug. El 5 también se encuentra a los almacenes del museo de Castellar, pendiente que lo restauren. En cambio, la historia del “número 7” es digne de una novela de detectives: construido 1909 a los taller de Gijón, funcionó hasta la mitad de la década de los 60. Un golpe eliminado el servicio de tranvía mataroní, este desapareció. Su lugar actual se desconoce y lo ultima vez que se vio fue a un solar de Granollers. Precisamente en esta ciudad, y antes de perder el rastro, fue adquirido por el industrial Pratginestos. A pesar de desconocer la utilidad que lequería dar –parece ser que quería que se transformara en un típico bar tranvía-, no ha quedado constancia si lo transformó o lo vendió a piezas.

Con todo, Mataró celebraba ayer domingo cuatro decenios desde que los tranvías dejaron de circular por el interior de la ciudad. Sus detractores decidieron eliminarlo porque formaba parte del pasado y quedaba atrás respeto los nuevos medios de locomució. Paradójicamente, unos cuántos años más tarde, algunas poblaciones lo recuperan como símbolo de modernidad.

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