Obras en el barrio. Foto: R. G.
Obras en el barrio. Foto: R. G.

Redacció

Anuario 2018: el año que Cerdanyola ha fijado todas las miradas

El barrio mataroní ha sido uno de los grandes temas del año que dejamos atrás a la capital del Maresme

El año 2017 fue Rocafonda el que captó gran parte de los focos, y este 2018 le ha llegado el turno a Cerdanyola. El barrio más poblado de Mataró, y también el más empobrecido, ha sido objete de un plan que sigue en marcha promovido por el Ayuntamiento de cara a revitalizarlo. Un plan que se ha elaborado en colaboración con las entidades vecinales de la zona y que, si bien seguramente no será suficiente para paliar las carencias que sufre, sí que ha servido para avanzar en materias que han sido largamente reivindicadas por los vecinos. Por ejemplo la construcción de una pista cubierta polivalente, la creación de un nuevo espacio para los jóvenes del barrio o la mejora de los accesos a la zona del Sorrall que ha dignificado la entrada en la ciudad por este sector desde la autopista.

El plan también prevé promover la rehabilitación de viviendas y varias intervenciones urbanísticas, todo ello con el objetivo de dar continuidad al que se hizo hace cerca de una década a través de la Ley de Barrios. Cerdanyola es uno de los barrios que concentra indicadores más desfavorables de la ciudad, con bolsas de pobreza y marginalidad elevadas, un urbanismo complejo, sensación de inseguridad y también mucha población recién llegada en riesgo de exclusión social y con una convivencia a menudo compleja a las calles. Este 2018 ha marcado el inicio pero hay todavía mucha trabajo a hacer.

Unas calles vivas y complejos

A Cerdanyola hay mucha vida en la calle. Un barrio con mucha población joven y con una gran vida asociativa que hace que serespire bullici durando gran parte del día. Iniciativas como la fiesta mayor del barrio, la Muestra de Entidades o la nueva Ruta de la tapa lo han puesto de manifiesto durante este 2018. Pero los vecinos también se quejan que las calles son a menudo inseguras, las peleas constantes y el tráfico de drogas visible a ojos de todo el mundo. Y también hay una carencia de civismo por parte de algunos residentes, en especial en el ámbito de la limpieza y recogida de residuos, que empobrece el espacio público.


Retos para el 2019: un barrio con mucho trabajo para hacer

Reducir los delitos. El ataque con una hacha que tuvo lugar a un bar de la calle Valencia, sobre el cual pesan numerosas quejas por parte de los vecinos y que encima no tiene ni licencia municipal, fue la gota que hizo derramar el vaso durante el 2018, después de que los cerdanyolencs traigan años quejándose del continuo de peleas y sucesos violentos que tienen lugar en las calles del barrio.

Materializar el plan municipal. 2018 ha sido el año del inicio de la aplicación del Plan integral promover por el Ayuntamiento, pero durante el 2019 se tienen que empezar a ver los resultados del mismo al barrio y, sobre todo, no quedarse aquí. Cerdanyola necesita un ojo encima para potenciar las virtudes y diluir las carencias. Hacen falta soluciones.

Inauguración de la pista polideportiva. Este 2019 se inaugurará la nueva pista polideportiva cubierta, que además de dar lugar en los equipos y clubes de la zona, también será un espacio polivalente para hacer todo tipo de actividades. Algo que puede dar mucha vida en un barrio hace muchos años que reclama un equpipament similar.

Más limpia y civismo en las calles. Si hay una queja veínal que se repite a Cerdanyola, además de la carencia de aparcamiento, es del estado de degradación de las calles, frutos de una limpieza y recogida de residuos que muchos consideran insuficiente, pero también del incivismo de algunos vecinos. La revitalización del barrio también pasa por aquí.

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