HOGAR preparar hogar futuros confinamientos
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Redacció

Las lecciones del confinamiento

La experiencia traumática de estar cerrados en casa despertó en algunos casos el sentimiento de comunidad y las ganas de aprovechar la desescalada para hacer actividad al aire libre

En la que seguramente es la experiencia social más abrupta y radical que se vivía en este país en diferentes generaciones, el 13 de marzo del 2020 pasará a la historia como el día que todo el mundo tuvo que cerrarse a casa por la irrupción de la Covid, cuando el estado de alama y el confinamiento domiciliario pasaron a pararlo todo. De repente era cómo si el reloj se parara en espera de poder remprendre el camino, cosa que tardaría más de tres meses con los consecuentes tramos y flexibilizaciones horarias. Solo los servicios esenciales se mantenían abiertos y Mataró quedaba en un tipo de silencio, con la gente cerrada a casa, poruga y asustada de las malas noticias con las que cada día se renovaban con cifras exageradas los cómputos de ingresos, muertes o camas de UCI ocupados.

El confinamiento fue una experiencia social, emocional y económicamente traumática con la cual la práctica mayoría de realidades del día a día dejaron de latir. También fue una reclusión que empujaba puertas adentro muchos problemas sociales (desde la lacra de la violencia machista o las penurias económicas, sociales o de acceso a la vivienda) como quien deja el que escoba bajo la alfombra. El confinamiento abocó mucha gente a balcones, ventanas o terrazas como el único contacto con un "fuera" lleno de incertidumbre.

Las renovaciones cada 15 días de la misma situación prolongaban la situación. Las escuelas eran cerradas a cal y canto y la conexión a internet (que no todo el mundo tiene al alcance, en otra rendija de desigualdad entre mataronins) se reivindicaba como la única vía para mantener contactos o para proseguir el trabajo. El teletrabajo, en algunos casos, llegó para quedarse.

Las lecciones del confinamiento

1. La solidaridad entre vecinos

El confinamiento tuvo elementos positivos? Alguno. Cuando menos sirvió porque se volviera a demostrar la red de apoyos que bien a menudo necesitamos que sea la sociedad e hizo emerger de nuevo el concepto comunidad. De ejemplos hay muchos, desde empresas que reorientaron su producción y actividad para responder en el momento, ya fuera fabricante material para sanitarios, equipos de protección o adaptando sus canales de venta.

confinament 2 solidaritat

La solidaridad vecinal ha estado clave

También hubieron ejemplos de auténticos servidores comunitarios. Hubo calles o comunidades de vecinos que se organizaban para ayudar en la compra o ir a echar la basura de la gente mayor, iniciativas como compras colectivas o nuevos lazos de relación vecinal para poder estar en contacto. Entidades del Tercer Sector y de asistencia social recibieron más voluntarios, con más gente que daba el paso de poder ayudar a quienes lo necesitaban. También numerosas iniciativas o entidades sociales, ante la imposibilidad de hacer el que solían, emprendieron acciones de apoyo comunitario.

2. El consumo de proximidad

De casa solo se podía salir para ir a trabajar (si se trabajaba en un servicio esencial y no se podía hacer teletrabajo), para pasear el perro, para ir a echar la basura y para ir a comprar víveres. Esto situó el consumo en el centro del día a día justo en un momento en el que, además, con todo el mundo a casa en todas las casas había más comidas a hacer. Quién podía, consumía más y lo tenía que hacer cerca de casa. Ir a comprar era, en muchos casos, el único momento de conexión con el mundo exterior y esto configuró un tipo de conciencia sobre el propio consumo.

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La Feixa, un proyecto de proximidad nacido este 2020

La tienda próxima pasaba a ser la de cabecera, mucho comercio tradicional se adaptó a marchas forzadas a los nuevos tiempos (haciendo reparto a domicilio, por ejemplo) y crecía un cierto consumo estratégico de proximidad, de apoyo al abastecimiento próximo y básico de productos de primera necesidad. Un vínculo con la tienda de bajo casa renovado y fortalecido.

3. El valor del que tenemos

Tantos meses cerrados hicieron que, cuando se pudo y en un estricto orden de franjas horarias según edad o condición, mucha gente saliera a comerse literalmente el término municipal (del que se seguía sin poder salir) a probar la libertad. Con las fases del desconfinament, coincidiendo con la llegada del buen tiempo, hubo una auténtica eclosión deportiva y recreativa que llenaba espacios como el Paseo Marítimo de corredores y ciclistas, el horizonte del mar de boyas de nadadores o los cerros y espacios verdes de la ciudad de caminaires arriba y abajo.

Vista del passeig marítim aquest dissabte, ple de corredors. Foto: R.Gallofré

El paseo Marítimo durante el desconfinament. Foto: R. G.

Del cierre, que ha vuelto ya en otoño, hemos sacado una mayor conciencia del que tenemos en la ciudad y ha convertido en puntos de peregrinación incluso masificada espacios como las Cinco Norias y Mata, Can Bruguera, el Cerro de Cerdanyola o el Parque Forestal. También la playa, que el Ayuntamiento mantuvo cerrada durante semanas. Han tenido que cerrar los mataronins a Mataró porque muchos de ellos supieran qué hay al municipio, podría decirse. Y se ha normalizado la cita diaria o semanal con la actividad deportiva. Que hace salud.

 
 

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