Parecía imposible, pero Fortnite está cayendo de su trueno después de un año y medio de dominio total y absoluto en ingresos, jugadores concurrentes y visualizaciones en streaming. Y el grande culpable es Apex, la apuesta de Respawn Entertainment y EA que en mes y medio ha provocado un huracán en el mundo de los Battle Royal, este género de acción que se basa al poner una cantidad de jugadores en un mapa y sólo puede ganar el último al quedar en pie.
Apex es un título que cuenta con una serie de diferencias importantes respecto a Fortnite. Para empezar, el juego está conformado por equipos de tres jugadores en un mapa donde hay un total de 60. Tienen que luchar en equipo para ser los ganadores mientras van buscando armas y recursos para ser más fuertes y tener más resistencia, puesto que cuando entran al escenario llegan sin ningún tipo de arsenal.
Los motivos del éxito del juego son diversos. El primero de todos, que Respawn es una de las mejores compañías del mundo a la hora de hacer juegos de dispares, y esto se nota en la jugabilidad, respuesta de las armas y movimiento de los personajes.
El segundo es que Apex estrena un sistema de marcaje que es revolucionario por el género. Con un simple botón permite avisar a los compañeros de peligros, armas, armaduras... Algo que hace que jugar solo no sea un suplicio como acostumbra a pasar a Fortnite o a Battlegrounds.
Por último, a nivel visual es un título vistoso y con personalidad, empezando por los héroes que tienen ataques especiales y diferenciados y siguiendo por las zonas del mapa disponible. Esta semana, Apex superó los 50 millones de jugadores sólo en mes y medio de vida. Fortnite tardó un año.

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