A falta de la Sardinada Flamenca de hoy en día 23, el Cruce de Culturas ha cerrado esta noche a 2/4 de 4 de la madrugada el grueso de su ciclo de conciertos con una apoteòsica sesión al Parque Central dónde han asistido nada más y nada menos que diez mil personas. Las previsiones más optimistas se ha superado y poco rato antes de empezar el concierto, donde participaban Los Delinquentes, Chambao y Muchachio Bombo Infierno, las dos taquillas situadas junto a la entrada del Parque por la parte izquierda seguían sirviendo entradas a todo trapo. Los responsables de la Casa de la Música han puesto, cuando eran las ocho del anochecer, un tope máximo: se venderían diez mil entradas, hubiera la demanda que hubiera. Seguir vendiendo era un riesgo de seguridad. Esta es una cifra absolutamente histórica respecto a actividades tenidas lugar en este espacio: los responsables del Patronato de Cultura y de la Casa se han tenido que remontar a conciertos como el de Sopa de Cabra y Sau y el de Rosario a principios de los noventa o incluso un mitin del comunista Santiago Carrillo a finales de los setenta para recordar alguna velada como la de esta noche.
Afuera los bares, igual que pasaría horas después dentro del recinto, no daban al alcance. Las previsiones de estos establecimientos también se han quedado cortas y rápidamente han agotado sus existencias, con el consiguiente peregrinaje que ha tenido que hacer sobre todo el público que vendía de fuera de la ciudad para encontrar algún lugar donde hacer un pequeño bocado y coger fuerzas de cara en las próximas horas.
Adentro el ambiente era absolutamente espectacular, con todo el que ahora es la plaza Honorado Vilamanya totalmente llena, en una imagen que hacía poner la piel de gallina. El público ha saltado desde el primer momento del concierto con un arranque espectacular de Los Deliquentes , que han hecho subir al escenario al mataroní Edu Soto provocando los gritos y los vivas del público. Después han seguido Chambao, con un ritmo más repuesto en su línea de flamenco chill out, y finalmente han cerrado Muchachito Bombo Infierno con una nueva descarga eléctrica que ha mantenido el público en alto hasta las tres de la madrugada. Una noche, en resumen, que quedará escrita en los anales de la historia de la ciudad con letras de oro y que habrá servido para cerrar con no gusto de boca un Cruce de Culturas que no ha funcionado todo lo bien que todo el mundo esperaba.
Lee la crítica del concierto de Eloi Aymerich
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Chambao en plena actuación.
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