Jordi Lopesino

Asuntos cotidianos

Últimamente los medios nos bombardean con noticías relacionadas con el espacio y la astronomía: que si hay agua a Marte y a la Luna, que si han encontrado un nuevo exoplaneta.., y hace sólo unas semanas el descubrimiento de un asteroide, el 2009 ST19. Una roca sideral, por cierto, con muchos números porque se estrelle contra nuestra estimada tierra. En general las cuestiones astronómicas no interesan mucha a la mayoría de la población, pero cuando se habla de la colisión de un asteroide de un kilómetro de diámetro con nuestro planeta la cosa cambia. Y cuando nos enteramos que el citado asteroide lo descubrió un astrónomo aficionado, todavía más. Tanto mal está la astronomía profesional en el mundo, que tienen que velar el cielo los astrónomos aficionados? Entonces, por qué coi hemos construido el Grantecan (Gran Telescopio de Canarias)?

Pues, suertetenemos de los forofos a la astronomía. Sobre todo de los forofos que siguen y fotografían cometas, asteroides y Neos..., y que después envían los datos astromètriques al Minor Planet Center, porque este centro internacional calcule las órbitas y las posiciones de los cuerpos potencialmente peligrosos por nuestro planeta. Y digo que suertetenemos porque hay miles de amateurs en todo el mundo. Miles de personas que dedican muchas horas a la observación y el estudio del cielo sin afán de lucro. Entonces, que hacen los profesionales? Pues estudios de más envergadura, como la investigación y el estudio del origen del universo; o la investigación de planetas, tipos tierra, más allá del sistema solar, entre otras cosas. Controlar los objetos potencialmente peligrosos con los grandes telescopios sería como matar moscas a cañerías: un derroche y un milagro (en el supuesto de que la bala de cañón toque la mosca, se claro).

Josep Maria Bosch, un profesor de literatura catalana en un instituto de Tàrrega, descubrió el asteroide 2009 ST19 por azar, como casi todas las cosas que se descubren al universo, mientras perseguía un cometa que jugaba a hecho y esconder. Pero esto no le saca ningún mérito, todo el contrario. Pescó un pedrot de un kilómetro de diámetro, que pasaba a dos veces la distancia tierra luna, allá dónde miles de astrónomos, profesionales y amateurs, no vieron nada. Y lo descubrió con un instrumental casero: un telescopio Newton de 31 centímetros de apertura, montado por él, colocado encima de una montura casera, diseñada por él y que se encuentra arriba de todo de una azotea al viejo medio del pueblo de Santa Maria de Montmagastrell, en Lleida. No os dejáis engañar por la sencillez de su equipo pues cámara y telescopio, juntos, valen tanto como un coche pequeño.

Al maresme hay siete u ocho observatorios parecidos al de en Josep Maria Bosch (cuatro están en Mataró). Todos son amateurs y todos colaboran con el Minor Planet Center. Así pues se cuestión de tiempo que un maresmenc se encuentre en la misma tessitura que en Bosch. A pesar de que estoy seguro que ninguno de estos observatorios querrá ser recordado para descubrir el asteroide que podría acabar con la vida sobre la tierra.

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