La nueva interlocutoria del juez que investiga el asunto de Can Fàbregas, autorizando el traslado de los restos de la fábrica pero protegiendo los elementos del subsuelo; citando a declarar como nuevo testigos el arquitecto del proyecto, el gerente de Pumsa, el director general de Patrimonio y el representante de Naves Biada, entre otros; y requiriendo la documentación que acredite la compraventa de la finca a los otros dos propietarios (familiares del regidor de Urbanismo, Ramon Bassas) no supone una buena noticia por el Gobierno ni por la ciudad, aparte de desacreditar, un golpe más, la gestión del Gobierno en todo este asunto.
Si bien es cierto que se tendrá que esperar a la sentencia final y que, por lo tanto, no se pueden sacar conclusiones apresuradas, me pregunto qué pasaría si el subsuelo sigue sin poderse tocar y, por lo tanto, no se pudiera hacer la fundamentación del edificio ni la construcción del parking del centro comercial. El PSC reitera que nosotros nos alegramos de las malas noticias que se generan (demasiado a menudo, por cierto) en Mataró y que estamos esperando en candeletes para poder utilizar, como arma política, que El Corte Inglés no venga a la ciudad. Pero no es cierto: ni el PPC quiere esto ni los ciudadanos de Mataró son tan ingenuos de creérselo, o al menos su gran mayoría. Ya sé que los socialistas utilizan aquella máxima que dice que una mentira, repetida cien veces, acaba convirtiéndose en una verdad, pero esta mentira cae por su propio peso, dado que el PPC ha hecho propuestas para intentar ayudar a que este centro comercial pueda venir a la ciudad.
Pero además de esto, que no nos engañamos: supone un golpe mucho llevar por el gobierno y por la actual dirección del PSC local, el hecho cierto es que Mataró necesita la llegada de esta locomotora comercial pero el Alcalde (que condiciona el hecho que un partido de la oposición le haya pedido su dimisión, a poder sentarse a brazo partido políticas del Consistorio para mirar de llegar a grandes pactos de ciudad) prefiere levantar cortinas de humo para desviar la atención ciudadana y responsabilizar a terceros de la mala gestión de su gobierno. Creo que el que tendría que hacer el Alcalde es velar por los intereses de la ciudad e intentar solucionar los problemas que surjan.
Pero aquí en Mataró nunca pasa nada y nadie asume ninguna responsabilidad. Se ha dicho que el PPC no para de recordar al Sr.Baron el hecho que está imputado y que se ha extralimitado en algunas de sus acciones. Yo no lo creo así: la petición de dimisión es perfectamente lógica, políticamente hablando, porque a nadie le gusta tener un alcalde inmerso en un proceso judicial y, todavía menos, que su ciudad salga continuamente a los medios por temas negativos (coincidiendo, lamentablemente, con su mandato).
Ayudamos, entre todos, a que venga El Corte Inglés y a que Mataró salga adelante todas aquellas iniciativas que tienen que suponer una mejora por sus ciudadanos. Sería bueno que los que gobiernan priorizaran el interés de Mataró por encima de intereses y percepciones particulares.
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