Jordi Cabezudo

Beethoven al Fomento

Siguiendo la trayectoria del ciclo de conciertos de gran calidad e intérpretes de prestigio consolidados, el Fomento Mataroní nos ofreció este lunes 24 de mayo un concierto a cargo de la Orquesta de cámara de Granollers, con dieciocho años de demostrada profesionalidad, bajo la batuta del veterano y reconocido director Manuel Valdivieso, que nos deleitó con una experiencia y respuesta contundente de vitalidad y matices.

La primera parte hizo revivir la Sinfonía núm. 80 en re menor de Haydn y una suite para orquesta con guitarra del barcelonés F. Sor. Este repertorio al más puro estilo clásico introdujo el público en el mundo sutil de las armonías de los dos grandes compositores.

La sorpresa fue más que un regalo para el oído: el Trío Kandinsky, acompañado por la Orquesta de cámara y a las órdenes del maestro Valdivieso, hizo gala de un virtuosismo y buen gusto que corresponden al justo eco y fama que se han ganado a polvo desde su fundación en 1999, no en balde este trío es una de las mejores formaciones de cámara de nuestro país.

El triple concierto es el único que Beethoven compuso para tres solistas (piano, violonchelo y violín), motivo por el cual despierta una expectativa muy especial. La conversación entre los tres instrumentos es de igual a igual, y se repiten las secuencias sin perder ningún valor a favor de uno u otro; los tres tienen una responsabilidad del más alto nivel musical.

Beethoven dedicó este concierto al príncipe Lobkowitz, como era habitual en aquella época. Aun así, según Anton Schindler -uno de sus mejores biógrafos-, lo escribió para un pupilo suyo: el archiduque Rudolf Habsburgo.

Una vez más, el Fomento Mataroní da muestras de la carta de naturaleza a la cual nos tiene acostumbrados. Hay que agradecer nuevamente a esta institución la oportunidad de disfrutar de los regalos que nos brinda en bandeja de plata.

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