Redacció

BIBLIO Desp. 2

A pie de biblioteca
Mientras la Nisreen, de 8 años, y sus compañeros trastean arriba y abajo por la zona infantil, en Víctor, de 19, estudia para un examen a las mesas de la parte de adultos. Ellos sólo son 2 del centenar de personas que cada día pasan, por un motivo u otro, por la Biblioteca Pompeu Fabra. En concreto, una media de 111 visitantes por hora. Esto supone, con datos de 2006, y a pesar de la bajada de visitantes debido a las obras de la plaza, que 768 personas pasan por allá cada día, 205 de las cuales hacen uso del servicio de prèstec mientras que el resto se dispersan en otros servicios como la lectura de diarios y revistas o el espacio de estudio. Precisamente es en esta zona donde nèixen algunas de las principales quejas que recibe la biblioteca. "Siempre es dice el mismo, pero los horarios son muy pequeños sobretodo para poder venir a estudiar", comenta en Víctor en un descanso. Esta queja recurrente está empezando a ser recogida por el Servicio de Bibliotecas de la Diputación de Barcelona, del que forma parte de Pompeu. Pero a pesar de se recojan las quejas, la solución no es fácil. "Se tiene que estudiar el tema para ver si el que se pide es viable pero, hoy por hoy, con los recursos humanos y económicos que tenemos abrimos las máximas horas", se defiende Mercè Millàn.

La biblioteca es una de las pioneras en Cataluña con servicios que ahora es impensable que falten en un equipamiento de estas características como, por ejemplo, los diarios de todo el mundo o el Wi-fin. Además, se trata de una de las pocas que tiene presupuesto para comprar fondo. Esto, según Millàn, es gracias a los esfuerzos no sólo del equipo de Pompeu sino también del Patronato Municipal de Cultura. "Podrían dar más pero el equipamiento es suyo y están haciendo su trabajo. Tenemos presupuesto y se han peleado para tener algunos de los servicios", explica. Durante 10 años, la biblioteca no ha dejado de hacer cosas. A pesar de esto, para la directora, las nuevas tecnologías son la clave del éxito actualmente. Pero más allá de Internet, las actividades clásicas son las que se han convertido en clásicos de Pompeu. Las tertulies literarias y, sobre todo, las horas del cuento, han sido una gran fuente de nuevos socios. "Me llevo libros y películas y traigo mi hermano cuando explican cuentos", dice la Nisreen, de orígen árabe. Para Millàn, la biblioteca hace también un gran trabajo integrador. "Los recién llegados que pasan por aquí en menos de un más ya te hablan en catalán sean árabes, chinos o de Polonia", ejemplifica.

"A las épocas de examens está muy lleno", comenta en Víctor, pero según la Nisreen "se puede mirar tranquilament todo el que quieres". La saturación de los trabajadores ante la afluencia de visitantes es uno de los principales dolores de cabeza. "Hay momentos con 200 personas y todos con sus necesidades". Ajetreo al lavabos con los grupos de preadolescents, una persona cerrada en el ascensor, muchas anécdotas en 10 años de vida.

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