La película que conmemora los cincuenta años de James Bond es, también, uno de los mejores títulos de la serie. Toda una sorpresa viniendo de quien viene firmado, el director Sam Mendes, quien hasta ahora había acreditado una reputada carrera teatral y especializado en el cine en dramas que poco tienen que ver con la acción que se asocia al agente 007. O quizás precisamente por eso, el aire que desprende este 'Skyfall' tiene poco a ver con las aventuras del espía al servicio de sano majestad, y se acerca más a los superhéroes con crisis personales tipos Batman de Nolan. El contexto de crisis política y social también se percibe en este James Bond con pocos lujos, pocas mujeres y poco sexo, y en cambio, muchos traumas y problemas personales para resolver. Problemas que a nivel argumental hacen ganar protagonismo al personaje de M –un regalo de Mendes a la grande Judi Dench, absoluta protagonista de Skyfall'- , convertida en una gran Madre Bretaña que cria sus hijos-agentes con más o menos fortuna. Aquí otro apunte interesante, el de convertir el malo de turno (brillando Javier Bardem) en el auténtico reverso de un James Bond que deja de ser un personaje plano, sólido y de una pieza. 'Skyfall' toma como gran referente el 'Vertigo' de Hitchock, con referencias visuales explícitas y giros argumentales queremiten directamente (Bond intentando reconvertir M en su madre muerta, para verla morir de nuevo, como en James Stewart con a Kim Novak). Por estética, estructura y argumento, 'Skyfall' es una película de lo era tabla-Fincher , tabla-Wachowski, tabla-Nolan y tabla-Abrams. O quizás es la culminación de las inquietudes de estos cineastas que con sus inquietudes temáticas y estéticas marcan las formas del cine comercial contemporáneo.
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