Después de tres años de restauración, el quillat Sant Ramon, el barco de vela latina en activo más grande y antiguo de Cataluña, ya está a punto para ser presentado a nivel internacional. Este paso adelante tendrá lugar sábado al Puerto de Mataró, donde debe de cónsules representativos de países como Perú, Bulgaria, China o Rusia participarán en un acto simbólico de inauguración del barco, en la cual se pretenderá escenificar la conexión entre el Maresme y el mundo a través del mar. Una explicación sobre la restauración del quillat, una izada de banderas y una cata del Plato de Mataró serán los ingredientes de este fiesta.
En segundo lugar, domingo, todos los ciudadanos que lo quieran podrán visitar el barco anclado definitivamente en Mataró. De hecho, hoy por hoy, este barco construido a A el Campello el 1904, sólo es visible como museo flotante. La asociación Bricbarca, propietaria del quillat conjuntamente con el Ayuntamiento de Vilassar de Mar, espera con impaciencia los permisos para salir a navegar. Se prevé que toda la documentación esté a punto entre medio y junio, puesto que este verano se pondrán en marcha varias actividades lúdico-culturales en torno este barco.
La restauración del quillat, que ha costado más de 160.000 euros, ha supuesto la renovación -eso sí, con fidelidad al original- de la mayor parte de la embarcación, excepto el buque. La restauración ha mantenido las características que identifican esta embarcación en una nave de vela latina, tres gordas velas, concretamente 120m2 de ropa, y prominentes palos, el mayor de 20 metros de altura. Además, se han instalado elementos modernos de localización para garantizar la seguridad a alta mar, como por ejemplo un sistema GPS, y un motor, necesario para entrar y salir del puerto. Este quillat tiene una capacidad diurna idónea de veinte personas, ocho de las cuales tienen que ser operativas para hacerlo navegar. En cambio por la noche solamente diez personas pueden viajar viendo las estrellas, una de las actividades que prepara la entidad marinera.
Han participado a la restauración de este barco varias entidades públicas como el Ayuntamiento de Vilassar de Mar, el Puerto de Barcelona y Mataró, la Generalitat de Cataluña y la Diputación de Barcelona, asesorada por el Museo Marítimo de Barcelona. Aparte de la antigüedad, el San Ramon también se diferencia del resto de barcos recuperados en Cataluña, como el Santo Isidre en Roses o el Santo Rafel en Palamós, para ser de titularidad pública.
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