La nave de Can Fàbregas y de Caralt se reconstruirá a pocos metros de su ubicación original, a la calle Biada, y se convertirá en la sede de la futura Casa de la Cultura Popular. Esta es la condición que han acordado la CUP y la Plataforma Salvamos Can Fàbregas con el Ayuntamiento de Mataró para cerrar los procesos judiciales abiertos y desencallar así la llegada del Corte Inglés en la ciudad, que colgaba de un hilo después de la sentencia emitida por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. El Pleno municipal celebrado ayer jueves, día 7, aprobó por práctica unanimidad –sólohubo un voto en contra en uno de los puntos- la batería de mociones referidas a esta cuestión, y que contemplan desde los cambios en la tramitación urbanística hasta los convenios firmados con la CUP y la Plataforma.
El Ayuntamiento de Mataró ha llegado a un acuerdo con la CUP y con la Plataforma Salvamos Can Fàbregas para garantizar que ni el partido ni la entidad ciudadana impugnarán el nuevo planeamiento urbanístico que también se aprobó al Pleno, y que tendrá que servir para validar el traslado de la nave y dar al Corte Inglés las máximas garantías legales a la hora de venir a la ciudad. Todos los grupos municipales, la CUP incluida, votaron a favor de la modificación del Plan General de Ordenación Urbanística para hacer posible el traslado de elementos del patrimonio siempre que sean en situaciones excepcionales, de fuerza mayor y en condiciones bien acotades, como es el caso de la fábrica de Can Fàbregas. El anterior gobierno había hecho efectivo el traslado a partir de un Plan de Mejora urbana, una herramienta urbanística de rango inferior que la sentencia del Superior dejó sin efecto, y por eso ha hecho falta ahora rehacer el proceso con la modificación del Plan General.
También se aprobó por unanimidad la modificación del reglamento del Plan Especial del Patrimonio Arquitectónico, para dar cobertura legal al desmontaje y traslado de un edificio catalogado con el máximo nivel de protección cómo es la fábrica de Can Fàbregas. Tanto el regidor Xavier Safont-Elige en el Pleno como la Plataforma en un comunicado, remarcaron que no han "luchado durante siete años para conseguir el traslado de la nave y un equipamiento municipal" sino que la intención ha sido siempre la de preservar el patrimonio protegido a su lugar. Sin embargo, y conscientes que ni siquiera con la sentencia se puede garantizar un regreso a la situación original, por el gasto económico que supondría, CUP y Plataforma han admitido que la reconstrucción de la nave como equipamiento ciudadano es la única solución aceptable.
El Corte Inglès y el traslado, de interés social
El Pleno también votó dos mociones para reconocer "el interés social para la ciudad" tanto de la instalación del centro comercial como de la reconstrucción del conjunto catalogado de Can Fàbregas, que pasa a destinarse a "equipamiento público municipal", en ninguna parte de acoger un operador privado del tipo McDonalds o Viena, tal como era la intención inicial. La declaración de Interés social del traslado se aprobó por unanimidad, pero en el caso de la moción sobre el Corte Inglés, la CUPvotó en contra. Este, que ya estaba pactado y anunciado previamente, fue el único voto discordant en toda la batería de mociones aprobadas ayer.
El gobierno municipal consiguió salvar la votación in extremis, no por la CUP, sino por el susto que representó que ICV anunciara inesperadamente que se abstendría en todos los puntos. El alcalde Joan Mora amenazó al retirar todos los puntos si no se aprobaban por unanimidad y, después de suspender la sesión durante cerca de una hora, consiguió que los ecosocialistas cambiaran el sentido de su voto para hacer posible la anhelada unanimidad política que reclama el Corte Inglés para instalarse en la ciudad.

Un momento del Pleno
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