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Xavier Amat

Castells a las venas

Después de vivir con intensidad lo convertirse en Gama Extra, los Renacuajos afrontan con nueva ilusión la temporada del 15è aniversario

Ariadna Lligonya, Marta Clos, Miquel Cano y Sebastian Burchardt son cuatro componentes de la Pandilla Castellera Renacuajos de Mataró de los centenares que a lo largo de la temporada recorren pueblos y ciudades luciendo camisa de color azul marino y con la faja muy ajustada. Cuatro practicantes de una actividad que contiene ingredientes deportivos, folclóricos, festivos, arquitectónicos y podríamos decir que incluso circenses, y en la que el que importa es el colectivo: nadie es imprescindible pero todo el mundo es necesario. El mundo de los castillos vuelve a estar de moda - si es que nunca lo ha dejado de estar en los últimos 20 años -, con las espectaculares y algunas inéditas construcciones de la temporada pasada y con la declaración por parte de la UNESCO del hecho casteller como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad; y los Renacuajos, lejos de ser invitados de piedra a la fiesta, han sido directos protagonistas y partícipes de los éxitos.

La temporada 2011, la del 15è aniversario de los mataronins, ya hace algunas semanas que rutlla, y cada martes y cada viernes Ariadna es muy puntual a las ocho del anochecer al local de ensayo de los Renacuajos. Siempre con su casco, es la más menuda, de edad y de medida, de nuestros cuatro protagonistas, pero a la plaza a buen seguro la verán más personas que a todos los otros, puesto que en muchas construcciones se ensarta hasta arriba de todo: Ariadna tiene 8 años y hace de enxaneta. "Si ahora los padres me dijeran que se ha acabado hacer castillos, me enfadaría mucho!", dice haciendo cara de no querérselo ni imaginar. Y es que Ariadna se sintió castellera desde el primer momento: "Hace dos años mi tiet me trajo a ver castillos y me vinieron muchas ganas de escalar, de ensartarme. No me da miedo, a pesar de que según qué castillo tengo que coronar me pongo algo más nerviosa, pero me lo paso muy bien". Para que unos sean arriba, otros tienen que ser abajo, y Marta Clos, que hace siete años que forma parte de la pandilla, acostumbra a tener una posición no apto para claustrofóbicos, hace de muleta, en medio de la piña, y bajo el brazo del bajo. "El peso que se tiene que aguantar es muy grande, y hay momentos que parece que no puedas respirar. Si el castillo cae, entonces todavía lo pasas algo más mal...", comenta. Explicado de este modo, no es extraño que el lector escéptico del hecho casteller todavía le cueste más de entender la pasión de estos miles de personas de todo los Países Catalanes que durante muchos meses se enfaixen y se ensartan unos encima de los otros. "Pienso que el formar parte de un col•lectivo es un tema muy humano así como lo sentirse útil y valorado, además de los momentos de gran emoción que comporta hacer castillos", considera Clos.

Maresmencs y de más allá

Para Miquel Cano, un 'renacuajo' con apenas un año de trayectoria a la pandilla y a quien este 'hobby' le ha picado fuerte, no perdiéndose ningún ensayo ni actuación ni las sesiones de la Escuela de Castells, participar en las torres humanas "tiene un componente muy potente de superación, una cosa que todos traemos dentro, y pienso que este es uno de los secretos que enganche tanto". Miembro de la piña y del forre cuando conviene, cree que "una persona que vea por primera vez un castillo en directo, difícilmente no se le removerá nada. Yo quedé fascinado, y cuando me di cuenta que consultaba antes qué habían hecho los Renacuajos aquel fin de semana que no lo Barça, tuve claro que quería formar parte de la pandilla". De este tiempo yaguarda muchos momentos para el recuerdo, perodestaca en primera posición cuando "a la cabeza de pocas semanas de ser unos niños me vino a abrazar después de hacer un castillo. En aquel momento me sentí plenamente parte del grupo".

Cano nació en Badalona y vive en Montgat. Los Renacuajos siempre han tenido la vocación de ser una pandilla no sólo de la ciudad sino también de la comarca, y a sus filas hay gente de un montón de municipios del Maresme. El que seguramente no se podían imaginar sus fundadores es que muchos de los futuros componentes harían el esfuerzo de desplazarse para cada ensayo desde más lejos, como por ejemplo de Cardedeu, Cerdanyola del Vallès, o Santa Paloma de Gramanet, entre otros. Ni queacabarían formando parte malians, alemanes, marroquíes o nordamericans, que han encontrado en la pandilla un elemento de integración a la ciudad y en el país. Sebastian Burchardt es de Hannover y llegó a Mataró en 2007. "Quedé tomado desde el primer momento que vi las construcciones, y meapunté enseguida que me acompañaron a un ensayo. Me ha servido para conocer mucha gente, para recorrer el país, y también para aprender el catalán", explica en la lengua de Verdaguer. Su pasión por los castillos – dice que difícilmente olvidará nunca la emoción que sintió durante el primer Concurso de Tarragona en el que fue presente, en 2008, o en la torre de 9 con forre y manillas del día de Todos Sants del año pasado – no evita pero que sus amigos alemaneshagan broma cuando se lo explica: "Me preguntan si me he vuelto loco. Aún así, cuandohan venido a Cataluña y los he traído a verlo también han al·lucinat".

Desde la herrumbre de la piña, desde una ringlera, desde el forre o desde la cumbre, los cuatro pondrán su gra de arena codo a codo con otros muchos Renacuajos para que este 2011 se repitan los éxitos de la temporada anterior. Tienen por ante una treintena de actuaciones y medio año en que los castillos los corren por las venas.

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