Plaza Extremadura, en el barrio de Cereza. Fotos: R. G.
Plaza Extremadura, en el barrio de Cereza. Fotos: R. G.

Redacció

Cereza: un barrio que siempre será como un pueblo

Recorrido por la historia, presente y retos de futuro del barrio, en el marco del Especial Ciutat publicado por Renacuajo

Hoy es muy sencillo llegar a Cereza desde el centro de Mataró o desde otros barrios. A pesar de que siempre tendrá una horografia complicada, Cereza está bien recosida al conjunto de la ciudad a través de viales como la prolongación de la ronda Jaume Ferran, la Vía Europa y el Corregiment, fruto de una compleja operación urbanística de expansión de la ciudad que acabó con el aislamiento de este y otros sectores. Pero desde que seinstalaron los primeros vecinos en 50, y durante las décadas posteriores, este barrio que siempre tendrá sabor en pueblo era, casi, un mundo aparte.

"Más allá de aquí, todo eran campos", rememora Miguel Guillén desde la plaza Antonio Machado, un parque ante la escuela que trae el mismo nombre del poeta y desde donde se ven los nuevos edificios de viviendas que marcan el límite norte de la expansión del Parque Central. Decenas de hectáreas que, durante los años de niñez de Guillén (politólogo, director de la Fundación Unión de Cooperadores de Mataró y profesor del TecnoCampus) eran una mezcla salvaje de huertos del campesinado, torrentes llenos de cañas y solares sin ley ni orden, por donde adentrarse era una auténtica odisea. Eran tiempos complicados, de mucha marginalidad. "La droga hizo estragos, a la parte de bajo del parque los padres no nossoltaban porque era llena de jeringuillas", explica Guillén.

ruta personatge cirera

Hoy, en cambio, la misma zona es llena de niños que juegan al salir de la escuela. Tanto Antonio Machado cómo lo Marta Mata, el otro nuevo centro educativo del barrio, atraen alumnos de todo la ciudad gracias a sus instalaciones modernas y sus proyectos educativos singulares. Y Cereza es visto hoy como un buen lugar para vivir. Muchos, como el propio Guillén, sehan quedado. "Vivo en la casa que mis abuelos tardaron 15 años a hacerse, de domingo en domingo, después de comprarse el solar a medias con otra familia. El abuelo era campesino en Andalucía y al llegar en Mataró se puso a trabajar a la construcción, y la abuela cosía. Los padres, toda la vida en el textil". La historia de los Guillén Burguillos es la de tantas otras familias de Cereza, las que construyeron el barrio con sus propias manos, las que se organizaron en asociaciones de vecinos para reclamar agua, luz, escuelas, médicos... Las que hoy mantienen una vida comunitaria que es la envidia otros barrios, tal y cómo se demuestra cada año en la Fiesta Mayor, participada por todo el mundo.

Muchos cirerencs, pero, todavía dicen "bajamos a Mataró" cuando van al Centro. Una rèmora de los tiempos en que el barrio estaba muy desconectado de Mataró, geográfica y mentalmente. "Muchos compañeros míos de clase no iban nunca a Las Santas, sus familias no sentían que tuvieran que desplazarse al casco antiguo para nada.había dos 'Matarós'; hoy por suerte estamos consiguiendo que no sea así", afirma el politólogo.


Los puntos clave del barrio

ruta pl machado

Plaza Antonio Machado Hoy un lugar de recreo lleno de vida, ante la escuela que trae el nombre del poeta. Hasta finales del siglo pasado marcaba los límites del barrio: más allá, huertos y torrentes llenos de cañas.

Ronda Joan Peiró La frontera entre Cereza de toda la vida, con sus casas bajas unifamiliares, y los nuevos edificios de viviendas de la Vía Europa, una avenida que acabó con el aislamiento del barrio.

Ronda Jaume Ferran La arteria comercial de Cereza, siempre bulliciosa, que ha conseguido retener parte del comercio tradicional y de proximidad que se ha ido perdiendo en otras calles del barrio.

Torrente de la Pólvora Calles empinadas, estrechados e irregulares, antiguos torrentes rodeados de casas construidas por los propios vecinos que llegaron a este cerro de la ciudad procedentes de las oleadas migratorias del sur. Pura esencia cirerenca.

Carretera de Cereza Desde aquí se percibe que al barrio todavíaqueda mucho trabajo para hacer. Los edificios abandonados de antiguas fábricas como Panaderías Reunidas o la Abanderado son una herida abierta pendiente de cicatrizar.


Los grandes retos de Cereza

No hay vecino de Cereza que no reconozca que el barrio ha hecho un salto adelante enorme. Pero los cirerencs son de naturaleza reivindicativa: todo se lo han ganado en base de luchar por sus derechos como barrio. Hoy los caballos de batalla son el solar del Abanderado, pendiente de desarrollarse urbanísticamente, y la necesidad de un nuevo centro de salud.

mancances cap

El solar del Abanderado La gran fábrica textil cesó la actividad y ya hace demasiados años que el edificio espera ser derrocado porque seconstruyan, a su lugar, nuevas viviendas y un parque, entre otros equipamientos. Hoy es un solar donde seacumula la suciedad y que rompe la continuidad entre Cereza y Camino de la Sierra.

Una CABEZA que ha quedado pequeño La CABEZA de Cereza-Molins nació con capacidad para dar servicio a una cantidad de población muy menor a la que hoy reside en este sector de la ciudad. El Ayuntamiento ha anunciado que el Servicio Catalán de Salud construirá un nuevo equipamiento justo junto al actual.

La antigua Escuela Cuna A principios de los años 60 los vecinos de Cereza construyeron, con sus propias manos, esta escuela cuna, que en 1992 se tuvo que clausurar por problemas de aluminosi. El barrio reclama, desde entonces, que el edificio y su entorno se destine a equipamientos.

Mejor conexión en transporte público Un mural a la carretera de Cereza recuerda una de las reivindicaciones eternas de los vecinos: mejor conexión con los puntos neurálgicos de la ciudad a través del Mataró Buzo. Confían que la nueva red de autobús urbano que tiene previsto impulsar el Ayuntamiento los dé mejor servicio que hasta ahora.

Comentarios