En el despacho de la dirección de la fábrica Indústrias de Hijos de Antonio Fábregas SANO, Xavier Puiggalí -la quinta generación de la familia al frente de la empresa- termina los últimos pedidos de cajas y papel que han recibido. Presiden la sala varios cuadros familiares, uno de ellos su tatarabuelo, Antonio Fàbregas y Adrià (1832-1894), quién fundó el negocio en 1883. Este mataroní emprendedor, el 1850, con sólo de 18 años se hizo cargo de la tienda de ropa de su madre -situada a la calle Santa Maria número 8-, negocio que hizo proliferar hasta que vio la oportunidad de fabricar cajas para camisas. A mediados de siglo XIX, los sastres de la ciudad hacían camisas a medida, que lucían más en una caja de calidad. Fàbregas instaló su primer taller en la calle de la Coma, donde después seinstaló la funeraria Cabré Junqueras. Debido a la rápida expensió del género de punto a la comarca y al activo comercio con las colonias españolas a ultramar, principalmente con Cuba, el negocio de las cajas creció rápidamente. Bien pronto, el taller se convirtió en una fábrica donde se producían un millón de cajas al año yhabía 125 trabajadores.
El 1894 fueron los hijos del fundador, Francesc, Àngel (1867-1926) y Josep Fàbregas Sabater, quienes cogieron las riendas de la empresa, bajo el nombre de Hijos de Antonio Fábregas. El taller se había hecho pequeño por el volumen de producción y decidieron comprar el edificio de las Hilaturas Textiles Arenas, ubicada en la calle Lepanto número 2, donde hoy la empresa ocupa una isla de 9.500 m2. Enseguida, aparte de las cajas empezaron a fabricar cartón compacto y papel pintado para forrar las cajas, así como papel fotográfico, el cual tuvo gran eco en la comarca. El año 1923 se constituían como Sociedad Anónima.
A la década de los años veinte Antoni Fàbregas y Carrau (1897-1958), hijo de Àngel, se hizo cargo del negocio. Durante la Guerra Civil las máquinas continuaron funcionando, aunque fueron años de subsistencia. A la década de los cincuenta, después de la muerte del padre, los hermanos Francesc (1922) y Antoni Fàbregas y Maldonado (1927) adquirieron la dirección de la fábrica. Ellos fueron los artífices de la última expansión de la marca. Ante la necesidad de elegir entre la fabricación de cartón o la especialización en papel, escogieron esta segunda opción. Con una fuerte inversión tecnológica, Can Fàbregas se convirtió a la década de los sesenta en la primera fábrica española productora de papel estucado blanco de gran calidad, útil para revistas, libros y publicidad. Nunca, pero, dejaron de banda la producción de cajas industriales, todo el contrario, automatizaron la producción puesto que entonces los mercados del género de punto y del juguet estaban en pleno auge. En aquel momento la fábrica llegó a tener un máximo de 250 trabajadores.
La última etapa
Finalmente, en 1979 se incorporó en la fábrica Xavier Puiggalí, sobrino de los hermanos Fábregas, actuales propietarios, para desarrollar diferentes funciones. El 1992, coincidiendo con la jubilación de los tíos, ocupó la gerencia. Durante su gestión, se desarrolló la vertiente técnica de los productos, puesto que desde el 1986, con la entrada de España al Mercado Común se había reducido la producción de papel couché y se había potenciado el desarrollo del papel térmico, del cual Can Fàbregas tambiénfue pionero en España. En segundo lugar, también va extendre la comercialización además de cuarenta países, momento en que la exportación representaba un 50% de la facturación. En esta época los principales clientes de la empresa respeto el papel térmico eran: los Metros de Madrid, París, Buenos Aires; Renfe, Iberia, IATA, para la billeteria aérea; la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, por el suministro de sellos especiales de seguridad a Correos, entre otros. Finalmente, la producción de cajas, de las cuales en 2000 todavía seproducían más de 7 millones de unidades al año, se reorientaba hacia la caja de más calidad.
Actualmente, Xavier Puiggalí intenta cerrar la fábrica que fundaron sus antepasados de una forma favorable por los 97 trabajadores que todavía hay en plantilla. Para pagar las últimas facturas ya ha tenido que vender a la empresa municipal PUMSA una parte del solar. La decisión ha sido prisa como consecuencia de un cúmulo de acontecimientos: la crisis del género de punto, la decisión de las fábricas de juguetes de hacer sus propias cajas, la caída del mercado argentino después de la crisis económica, la venta de billetes de avión por internet y el cambio de sistema de timbratge a correos. "Erem conscientes que el futuro de la empresa era corto, pero los cambios que han tenido lugar en estos dos años, nos pensábamos que sucederían en diez", explica Puiggalí. Todo ello, más las dificultades para desarrollar una empresa de gran volumen en medio de Mataró, ha provocado apresuradamente la clausura. "Hoy en día los productos tienen una vigencia máxima de dos o tres años, por lo tanto, para mantenerse en el mercado hace falta una buena inversión en investigación que en estos momentos no nos podemos permitir, como tampoco pueden asumir un traslado de la fábrica fuera del centro de la ciudad en un momento de tanta inseguridad en el mercado", explica el gerente. En definitica, a final de año, Can Fàbregas cerrará la última caja.

Antonio Fàbregas y Adrià, fundador de la fábrica.
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