Chistes y risas con la presencia de 'Alguna Pregunta Más?' en Mataró

"Se levanta el telón y se ve a un niño haciendo quinto de primaria; nombre del escritor? Estoy haciendo quint". Cómo este, decenas de chistes que a lo largo del mañana y tarde de ayer se pudieron escuchar al muy medio de la Plaza Santa Anna. El programa de Tv3 Alguna Pregunta Más? Extra, que se emite cada domingo por la tarde, aterrizó en Mataró para llenar su sección "Explícanos tu chiste" con el ingenio y la gracia de los habitantes de la capital maresmenca. Durante la mañana, gente de todas las edades, desde los más menuts a los más grandes, pasaron por el micrófono del APM? para decir la suya. La tarde, pero, empezó fuerte: uno de los participantes, sobre su bicicleta, dedicó una batería de chistes a la cámara. Consciente que la posibilidad de salir sólo a este programa no lo compensaba, al marchar se aseguró la presencia a los programas de zàpping cayendo-se de cara mientras decía adiós. "Esto no estaba preparado", aseguró al levantarse.

El clásico "verano azul" del barrufet, el conocido Jaimito o las preocupaciones de un niño con su "mamá mamá" no faltaron a la cita. "Después de tantos lugares escuchando chistes, siempre hay muchos que se repiten", asegura la productora Mireia Giró, a pesar de que se sorprende que a día de hoy "todavía seescuchan de nuevos a cada población". Esta iniciativa empezó el mes de septiembre, con el inicio de la nueva temporada del programa. Desde entonces, una población por semana, entre las que ya han pasado Masnou y Lloret de Mar.

Largos o cortos, pero con gracia
El equipo del APM? se mostró "muy contento" con la respuesta de los mataronins, que participaron con bastanta afluencia en esta sección del programa. "La clave porque un chiste sorti escogido [y por lo tanto se acabe emitiendo] es que sea bueno y se explique con gracia", explica Giró. "Y tú padre de que trabaja? se lo hombre pez: nada", explicaba impasible ante la cámara en Marc, acompañado de las risas de los asistentes. "No, este no!" cuchicheaba una pareja a quien el micrófono parecía que los hiciera más respete que no al hijo del hombre pescado, que con una retahíla de chistes tanto absurdos cómo divertidos amenizaba el cielo gris y el frío viento de una tarde de enero que soplaba a primera hora de la tarde. Después, todavía quedaba el mejor: maratón de chistes de los más menuts, acabados de salir de la escuela y con ganas de risa.