El último golpe que Rosa Codina-Esteve mostró su obra pictórica en Mataró fue en 1992, en la sala de exposiciones quehabía al edificio del Ayuntamiento. Más de 16 años después, el Colegio de Aparejadores y Arquitectos técnicos ha saltado la deuda que la ciudad tenía con el artista y le ha abierto las puertas para volver a exhibir sus trabajos a casa suya. Codina-Esteve, "una de las artistas más importantes de la ciudad", en palabras del crítico Pere Pascual, inauguró viernes la muestra "La impronta del incienso" a la sala de exposiciones del Colegio, a Can Xammar, fruto de la colaboración entre la entidad y la asociación Santo Rebrote por el Arte. La exposición está formada por cerca de una decena de obras, la mayoría de gran formato, alguens de las cuales ya se pudieron ver recientemente al Museo de Arte Moderno de Girona y a la galería Ámbito de Barcelona. Comissariada por Teresa Roig, de la asociación Santo Rebrote.
La impronta del incienso presenta una Codina-Esteve intimista y sutil, con una serie de obras muy elegantes, aparentemente simples pero de gran complejidad técnica. Durante el acto inaugural, que llenó la sala del Colegio, Pere Pascual destacó la "magia y el misterio" que desprenden las obras del artista mataronina. "Para mí, Rosa Codina es una debilidad", apuntó Pascual, que definió el trabajo de la mataronina como "un vínculo entre el pasado y el presente, que aguanta el paso del tiempo gracias a un equilibrio perfecto entre concepto y forma". Después del parlamento del crítico de arte, Codina se limitó a dar las gracias al Colegio de Aparejadores y sobre todo a la comisaria Teresa Roig y la "ilusión" que ha mostrado en el proyecto. Codina dio las gracias por las muestras de apoyo, puesto que el arte "es una investigación solitaria, un diálogo constante entre el individuo y la obra".

Floriach, Luís, Pascual y Codina, a la inauguración
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