Unas doscientas cincuenta personas llenaron ayer jueves el Ateneo de Caja Laietana en la inauguración de la exposición del artista mataroní Josep Maria Codina. Artistas y representantes del mundo político y cultural de la ciudad, mezclados con alumnas de Codina (docente a la escuela Santa Anna), todos ellos siluetas recortadas en el blanco que domina completamente el espacio expositivo: la muestra está formada por una septuagésima de obras que desprenden una reflexión polisémica sobre el blanco: como color o ausencia del mismo, como vacío, como luz, como símbolo del principio y el final de la vida. Teles blancas con trazos minimalistas de colores crudos y ocres, con los cuales Codina hace patentes las marcas que deja el paso del tiempo en la trayectoria vital de las personas.
"Son caligrafies dérmicas, composiciones etéreas que flotan en océanos translúcids". Así definió estos trazos la crítico de arte Raquel Medina, encargada de presentar la exposición. Medina dedicó grandes elogios tanto a la muestra como la trayectoria de Codina, un artista "con una perseverància y una coherencia poco comunes". También destacó "el universo creativo propio" de Codina, la "poética alrededor del paso del tiempo" que desprenden sus obras, que comparó con cuadros de uno de los grandes de la pintura española. "Los pliegues de sus pinturas recuerdan los de los hábitos de los monjes de Zurbarán. Los dos tienen significados profundos y simbólicos".
En un discurso breve y leído, Codina afirmó que el tiempo sigue siendo su principal obsesión. "Con el paso de los años, pero, creo que nos hemos ido tirando amigos", aseguró. Una de sus principales preocupaciones, dijo, es "mantener la coherencia conceptual y estilística" en su obra, como queda patente en esta exposición, que recoge creaciones de los últimos dos años. El mataroní aprovechó para recordar su primera exposición individual, que tuvo lugar en 1985 en la antigua sala de exposiciones que tenía Caja Laietana a La Riera. Todo y su dilatada trayectoria, Codina tanto sólo ha expuesto cuatro veces en Mataró. "Nosé los motivos, pero sí que tenía claro que ahora me vendía mucho gusto exponer en mi ciudad", aseguró.
El presidente de Caja Laietana, Jaume Boter de Palau, abrió la inauguración destacando la "plasticidad" de Codina y las "vivencias personales y íntimas" que el pintor expresa a través de sus obras. Y el alcalde, Joan Antoni Baron, cerró el acto destacando "el alto nivel artístico" con el cual Mataró ha empezado el año. Baron hizo referencia a exposiciones como la de Torres-García a Can Palacete y el Museo, el Armario Blanco de Cusachs (la anterior muestra que se podía ver al Ateneo) o la de Josep Novellas a la galería Lolet Comas. "Hay que poner en valor el talento de los mataronins, porque esta es nuestra gran fuerza", afirmó.

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