Estas semanas se han sucedido una serie de hechos delictivos en Mataró que han generado alarma y reacciones en el contexto político y social. Unas consideraciones y alguna reflexión, por responsabilidad colectiva y en clave de futuro (no inmediatez) con perspectiva integral.
El contexto de esta crisis ha estado en tiempo de Covid y ha condicionado las percepciones. Las crisis pueden acontecer oportunidades para cambiar las cosas y comportan aprendizajes, pero tanto por los que trabajan por el bien común y con mirada larga como por los que lo hacen con otros intereses. Se hace indispensable la necesidad de aprovecharlo desde la perspectiva del bien común, para cambiar aquello que ha propiciado que llegáramos aquí o que ha sustentado el sistema acentuando las desigualdades y condiciones de vida de las personas. Ahora bien, también se abren oportunidades por los que quieren seguir con situaciones de privilegio, perpetuando desigualdades, malogrando el medio ambiente, pensando en singular. La historia demuestra que detrás de las crisis económicas y sociales,habido un aumento de la extrema derecha y de los populismos, aprovechando indecentemente angustias y miedos de la ciudadanía, dando recetas fáciles a retos complejos, malas respuestas a buenas preguntas. En el marco de la democracia imperfecta que tenemos es responsabilidad colectiva hacer frente desde la unidad. Porque la alternativa de estos grupos es autoritarismo y recorte de derechos y libertades. Evitar que jueguen con nuestras emociones, legitimando sus postulados, para traerlas a la antítesis del que queremos, poner conciencia y ética a todo ello.
Y Mataró? Se hace necesario objetivar la realidad de la seguridad, desgranándola de las percepciones de inseguridad (legítimas) y a la vez gestionar esta realidad con un paradigma de seguridad humana, no estrictamente policial. A pesar de cada vez más los cuerpos y fuerzas de seguridad hacen tareas preventivas, mayoritariamente cuando actúen se porque todo el engranaje del sistema ha fallado. Paralelamente a la necesaria actuación policial de represión del delito, hay que activar todas las miradas -social, preventiva, infancia, protección, educación- de cara al futuro y para enmendar errores que atentan contra derechos fundamentales. El fascismo surge de la apelación de la frustración individual o social. Todos los problemas sociales, sanitarios, vitales, educativos se acaban reduciendo, identificando un "ellos" contra "nosotros". "Ellos" responsables de sacarnos el trabajo, de robar, de... Aprovechamos la inteligencia colectiva de las que creemos que la deriva del mundo no es la adecuada o a la cercana todavía estaremos en peores circunstancias.
Algunas propuestas, gestión política transversal, trabajo bajo el paradigma del concepto de seguridad humana (de las curas) incluyendo la seguridad alimentaria, la laboral, el ambiental, todas aquellas que nos hacen estar seguras y sólo así garantizaremos la libertad. Pensamiento crítico, disidencia, discrepancia, desacuerdo como elementos fundamentales de la radicalidad democrática. Y el marco innegociable de los derechos humanos. Diversidad como riqueza no como problema, sin caer en simplismos que rehuyen de la complejidad de gestionarla. Y apostar para situar la cura en el bello centro de todo. La cura individual, social, colectiva, política, económica, medioambiental. Tenemos la oportunidad, y desde mi parecer la obligación ética, de poner en marcha la revolución de las curas, para hacer frente al consumismo, la competencia, el autoritarismo, la discriminación, la intolerancia, el punitisme. Y así ganaremos en seguridad.
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