DE KUBALA A SANDRO ROSSELL
Con motivo del cinquantenari de la Peña Barcelonista de Mataró han tenido lugar una serie de actas a la ciudad, el domingo 6 de noviembre. Visita en la iglesia de Santa Maria, recepción en el Ayuntamiento, comer de hermandad, a los cualeshizo ninguno el presidente del FC Barcelona Sandro Rossell.
El octubre de 1961 se había formado una comisión gestora para crear una peña azulgrana a nuestra ciudad. Las primeras reuniones se hacían al Casal de la calle de Bonaire (el antiguo Iris) y depués de un año la entidad fue legalizada. Francesc "Paquito" Juliàfue el primer presidente.
El sábado 19 de mayo de 1962, hacia el tarde, se inauguró la sede de la Peña. Era a la Riera, al primer piso sobre el Novoa (actual Verdú), que también se estrenaba como Snack-Bar, el primero con este nombre en Mataró. Corrió la voz que vendía Kubala, el gran mito barcelonista de los años cincuenta, el que había hecho pequeño el viejo campo de Las Cortes. Kubala, entonces retirado de jugador era el entrenador del primer equipo del club.
A la cabeza de mucho rato de espera de pie, los queestábamos vimos llegar el presidente Enric Llaudet, acompañado de los directivos Soler Cabot y Tamburini. Todo van ser aplausos, gritos y golpes de mano para ver de cerca y tocar los personajes. El acto oficial tuvo lugar en el interior de la morada y a la calle la prestigiosa copla local Los Verdes tocó sardanas.
La Peña después se trasladó al nuevo local de la calle de Argentona, donde ha seguido su actividad social y deportiva, idas en el Camp Nou, viajes para ver partidos y apoyo al fútbol base con varios equipos encuadrados.
Kubala no durar mucho tiempo como entrenador del Barça, una sola temporada me parece. El año siguiente fue al Murcia y a la cabeza de poco fichó por el Espanyol, donde fue entrenador y jugador a la vez. Esto de fichar por el máximo rival catalán cayó muy mal a los culers, como a los miembros de la Peña de Mataró. Las fotografías que tenían, supongo que enmarcadas y todo, donde aparecía Kubala el día de aquella inauguración de 1962, fueron destruidas.
Si desgarrando unas fotos pudiéramos eliminar aquellos hechos que no nos gustan sería muy sencillo. Pero puesto que no puede ser, vale más conservar los documentos para la historia.
Josep Puig y Pla
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