De Puig y Cadafalch a Puigdemont

El 29 de noviembre de 1917, hace 100 años, Josep Puig y Cadafalch fue elegido para asumir la presidencia de la Mancomunidad de Cataluña, sucediendo a Enric Prat de la Riba, el primer presidente que se había muerto prematuramente.había dos candidatos: el mismo Monte y Joan Rovira y Agelet, un liberal autonomista de Lleida. Este consiguió 39 votos y Puig y Cadafalch, 48. Seria reelegido tres mandatos más y cada vez con más votos a su favor.

Apenas elegido sus primeras palabras ya como Presidente de Cataluña fueron dirigidas a quien fue su amigo ideólogo Enric Prat de la Riba "Sería faltar a un deber sagrado si yo, por un momento, puesto ante esta silla, no haz memoria del hombre que lo elevó y la convirtió en histórica." Él fue el continuador de la obra del primer presidente consiguiendo, a pesar de los migrats medianos, una acción extraordinaria.

La Mancomunidad de Cataluña que arrancó en 1914, era el primer intento de autogobierno, de acá la derrota del 1714 y un mataronítraería las riendas hasta que la Dictadura de Primo de Rivera proclamara un golpe de estado teniendo que dejar el cargo en 1923.

Cataluña no volvería a conseguir una cierta autonomía hasta la Segunda República con el Estatuto de Núria (1932) el cual duró hasta que se acaba la Guerra Civil el enero de 1939. La larga dictadura impuesta por el general Franco duraría hasta el 20-N 1975. Adolfo Suárez, presidente del gobierno de Madrid y Josep Tarradellas, presidente de la Generalitat al exilio, se entrevistan. Y se restaura el gobierno catalán. Con la democracia llegaba una nueva autonomía en 1980. Jordi Pujol (CDC). presidiría la Generalitat durante 23 años (1980-2003). Este sería relevado por el socialista Pascual Maragall (2003-2006) y después vendría el también socialista José Montilla (2006-2010). Artur Mas vuelve a recuperar la presidencia (2010-2016). El año 2010 el PP comienza una campaña de recogida de firmas en todo España contra el Estatuto que finalmente lo traería al Tribunal Constitucional que lo volvería a rebajar. Esta sería "la madre de todas las batallas". Esto desencadenó una radicalización en Cataluña que trajo a Artur Mas y con él a CDC, a decantarse por el independentismo que llenaría las calles cada 11 de Septiembre. La aritmética en el Parlamento haría necesario el apoyo de la CUP radicalizando -todavía más- el llamado "proceso". Una CUP que exige la dimisión de Mas el cual da un paso al lado dando la presidencia a Carles Puigdemont (2016-2017), alcalde de Girona, que recientemente y después de un cierto titubeo entre convocar o no elecciones autonómicas –tildado de "Judas y traidor" por algunos radicales compañeros de viaje- finalmente se decanta y proclama la República Catalana (o no?) el pasado 27 de octubre. Un Puigdemont que hoy está en Bruselas dejando la Generalitat en manso de –nada más y nada menos- que del PP. Y cayó el 155 encima. Se hizo un gol en propia puerta.

Puig y Cadafalch con su elección de ahora hace 100 años, dio un empujón muy importante al proyecto de Prat de la Riba modernizando Cataluña que sería estroncat por una dictadura. Y sefue al exilio voluntario. Desde entonces el camino, para Cataluña, no ha estado de rosas, precisamente. Hasta llegar a Carles Puigdemont que -piernas ayudadme- se ha visto desbordado por la rierada que se ha provocado con el llamado "proceso". Tuvo a la punta de los dedos convocar elecciones pero no lo hizo. Prefirió la épica y no salir de la burbuja independentista. Lo ha hecho –quién lo tenía que decir- Mariano Rajoy, con el artículo 155 de la Constitución "para restablecer la democracia y el Estatuto". Hubiera sido preferible que lo hubiera hecho Puigdemont y salvar así las instituciones del país.

Y Puigdemont, como Puig y Cadafalch, escogió el exilio voluntario en Bruselas.

Han pasado cien años desde que Josep Puig y Cadafalch, nuestro hijo ilustre, era elegido Presidente de Cataluña. Hoy el Presidente (ex) Carles Puigdemont es perseguido por la justicia española acusado de rebelión sedición y malversación, junto con otras personas. Y los Jordis en la prisión. Las elecciones que no quiso convocar Puigdemont las convoca Mariano Rajoy el cual se presenta como el hombre de orden en España. Los partidos independentistas deprisa y corriendo se han apuntado a participar. Cómo si de una tabla de salvación se tratara.

Miles y miles de independentistas en estado de choque: incordiados, desengañados, desorientados. Y los unionistas más excitados que nunca.

De Puig y Cadafalch a Carles Puigdemont, un siglo los separa, y nos muestra que en materia autonómica pocas cosas han cambiado. Al 21-D nosencontraremos. Qué campaña más caliente nos espera.

Tenemos distracción (estresando) hasta finales de año.

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