Hace unos meses me regalaron -conocedores de mi interés por el patrimonio arquitectónico- un libro que recoge (mediante descripciones, fotografías y mapas de localización) los más de 900 lugares naturales y culturales de todo el mundo que han sido declarados patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Leyéndolo, me he dado cuenta que ninguna ciudad histórica de nuestro país tiene la consideración de patrimonio mundial. Sólo edificios concretos de en Gaudí y de en Domenech y Montaner, los restos arqueológicos de Tarragona, el monasterio de Poblet, pinturas rupestres de varios lugares y las iglesias románicas del Valle de Boi forman parte de la Lista de la UNESCO.
Para poner algunos ejemplos de ciudades cercanas declaradas patrimonio de la humanidad, a la Listaencontramos, entre otras muchas, Córdoba, Salamanca, Burdeos, Lyon, Albi, Pienza, Siena, Verona, Oporto, Évora, Graz, Salzburgo, Bruges, Berna o Bamberg.
Por qué no hay ninguna ciudad catalana? Seguro que los expertos podrían darme algunas razones de peso que se me escapan, pero estoy convencido que la carencia de respeto por el pasado y, sobre todo, nuestra enfermiza obssessió para ser siempre "los más modernos del mundo mundial"son algunas de las causas. Me niego a creer que nuestros antepasados fueran incapaces de construir ninguna ciudad que mereciera la declaración y por eso me pregunto porque nuestra generación, y las que nos han precedido durante el siglo XX, no ha tenido la sensibilidad necesaria para preservar los valores excepcionales que las ciudades históricas han legado a la humanidad. Sin duda, el egoísmo de unos, la vanidad otros y el desinterés o la complicidad de las administraciones tambiénhan tenido mucho que ver.
De hecho, si en todo el país han preservado las ciudades históricas de forma tan destralera como lo hemos hecho en Mataró, no me extraña que Cataluña sea uno de los pocos países de Europa que no tienen ninguna ciudad histórica declarada patrimonio de la humanidad. Qué lástima!
Claro que siempre podemos sacar pecho pensante que si algún día la UNESCO decidiera hacer una Lista de ciudades históricas con parches de arquitectura contemporánea incrustados nosotros seriamos, sin ningún tipo de duda, los "reyes del mambo".
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