Jordi Surinyach

Derroche de recursos públicos

El debate sobre el derroche de los recursos públicos está a la orden del día, en un contexto político, en que los casos de corrupción, ponen el dedo a la llaga del que parece un descontrol del dinero del común –lo ha dicho la sindicatura de cuentas–, el que obligaría a establecer medidas preventivas, cuando se tratara se decidir como se gastan y con qué prioridad.

Un buen ejemplo del que digo está sucediendo estos días en Mataró. Más allá del debate sobre si hay que conservar o no la antigua Nave de Can Fàbregas, los mataronins tendríamos que escandalizarnos que se dediquen casi un millón y medio de euros, a pagar los trabajos de desmontaje de un edificio que fuera de su lugar no parece que mantenga ninguno de los valores quejustificó la protección. Se un caso de derroche concreto, que estos días se ha hecho visible y que tendría que haber provocado un descalabro considerable a la ciudad. Sorprende que no pase nada, tal vez como si tanto elevado dispendi, en época de crisis, corrupción y deslegitimación de ciertas prácticas administrativas, estuviera plenamente justificado.

Este silencio de cementerio de buena parte de la ciudadanía, es el resultado muy concreto de la desconfianza y la desafección generalizada muy presente a la nuestro sociedad y de la pérdida de credibilidad de nuestros ayuntamientos. Sólo una minoría ciudadana, es manifiesta preocupada por uno el uso indebido del dinero de todos, que está haciendo el gobierno local tripartito. No tiene ninguna justificación ni sentido, que se malgaste un solo euro, en un traslado inútil que nadie ha exigido, pedido o reivindicado.

El desmontaje de la nave y las piezas resultantes de este gran rompecabezas, serán trasladadas y almacenadas en un solar a Vallveric, en espera que de aquí unos años se decida o no, emprender la reconstrucción del edificio en otro lugar. Si los futuros responsables de la ciudad, deciden que las prioridades en los años que vendrán son otras, el que quede de la antigua nave, será el testigo mudo de donde puede traernos la prepotencia de ciertos electos.

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