Francesc Masriera

Despedida

Cuatro años después de que fuera elegido regidor, ha llegado el momento de despedirme. Y lo quiero hacer repitiendo las mismas palabras que pronuncié en el último Pleno:

Las personas que me conocen bien, saben que no me gustan las despedidas y, menos todavía, hablar de mí. Hoy, pero, no puedo evitarlo.

A los regidores y a las regidoras que habéis formado parte del gobierno os quiero pedir disculpas por si, en algún momento, he dicho algo que os pueda haber herido u ofendido; os bien aseguro que no era, en absoluto, mi intención.

A los compañeros y a las compañeras de CiU quiero daros las gracias para estar a mi lado siempre que me ha hecho falta, y también por los muchos y buenos momentos que hemos pasado juntos. Ha sido estimulando vivir con vosotros la ilusión del cambio.

A todos los regidores: a los del gobierno, a los de mi grupo, a los de los otros grupos de la oposición y a los no adscritos quiero mostraros mi agradecimiento. No creo que sea pedante si digo que, gracias a cada cual y a cada una de vosotros, saldré de este consistorio siendo algo más sabio que no era cuandoentré.

Estos días, muchos de vosotros me habéis dicho que os sabía mal que no repitiera como regidor. Os lo agradezco de todo corazón, pero no ossepa. Los que somos del mundo del deporte entendemos muy bien que el cuarto lugar, a tocar de las medallas, también forma parte del juego. Mañana, en mi última presencia como regidor en este salón, asistiré a una conferencia sobre Puig y Cadafalch. No habría podido imaginar un final mejor.

En el libro El Coloso de Marussi, el escritor norteamericano Henry Miller escribió, en 1941, que el Perigòrd – una región occitana que hace años me robó el corazón – "es la tierra del encantamiento, celosamente guardado por los poetas y que sólo ellos pueden reivindicar (...) Creo que esta apacible región de Francia está destinada a permanecer como un lugar sagrado para el hombre y que, cuando la gran ciudad haya acabado con los poetas, sus sucesores encontrarán aquí refugio y alimento (...) Puede ser que algún día Francia deje de existir, pero el Perigòrd sobrevivirá como sobreviven los sueños de los que se alimenta el alma de los hombres". Miller, acababa diciendo: "lo repito, ver el Perigòrd fue para mí muy importante: me mujer esperanza en el futuro de la humanidad y en el futuro de la tierra misma".

Más allá de la actual coyuntura económica, la evolución que ha tenido nuestra sociedad desde la mitad del siglo XX hasta ahora, justifica la esperanza en el futuro mejor que Henry Miller anhelaba? Dicen que las malas respuestas siempre caducan antes de que las buenas preguntas. En el supuesto que el anterior lo fuera (una buena pregunta) admito que no tengo, ni siquiera, una mala respuesta. En todo caso, mientras continúo buscándola, que no me falte, ni tampoco en vosotros, el Perigòrd.  

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