Sara Trae Meseguer

Diarios (1939 – 1972) de Max Aub. (Parte II)

Era un amante de las letras, eran su pasión al igual que la vida. En una de las entradas se puede leer "Escribo para no olvidarme", frase que da a entender que escribe para explicar, no por placer, a pesar de que en realidad le apasionara tanto. Insistencia continua en que no sabe hacer otra cosa, pero tenía muy claro que el placer se tiene cuando se lee a otros.

Según se refleja en sus diarios, fue un defensor incansable de los grandes, con Unamuno al frente. En estas páginas aparecen tantos y tantos escritores españoles, catalanes, franceses, rusos, norteamericanos, de los cuales dirá siempre el que realmente piensa. Así hará también con políticos, pintores, directores de cine, filósofos; en definitiva aparecen los intelectuales más importantes de toda la época. En cambio, al referirse a él mismo es también de forma incansable que demuestra la queja, la desilusión, la tristeza de qué: a nadie lo importa el que él piense o escriba; nadie quiere publicar sus obras; los pocos que lo estudian lo hacen como si se tratara de un muerto. Fue un tipo de autor póstumo pero en vida, según sus propias anotaciones, o al menos, así se sentía, y seguramente así fue quizás a consecuencia de su carácter que el lector va descubriendo a lo largo de las páginas del diario. Frente al miedo que tenían la mayoría de intelectuales de decir o escribir desde fuera de España, él no tuvo nunca miedo, y una de sus constantes en el libro es este miedo que tenían las personas de las que escribía algo, a pesar de que no fuera comprometedor; el miedo que tenían cuando el 1972, unos meses antes de su muerte, fue a España por última vez y habló abiertamente, mientras el resto le advertía que quizás el que decía tendría consecuencias para los otros. Voz como por una parte, los de su generación siguen temiendo mucho, y por otra los jóvenes no se interesan por aquel pasado tan horrible, que todavía continuaba vivo, y que según Aub debería de estar presente en un futuro, y no olvidar nunca el que pasaba en España.

En estas páginas se intuye, se ve, se puede casi llegar a tocar, un hombre que trayendo con él una carga tremenda resultado de una vida muy difícil, fue fuerte hasta sus últimos días. A pesar de esta carga, a pesar de su pasado que siempre será su presente, y a pesar de sus diversas enfermedades, estimó la vida hasta el final.


Continuará... El próximo número ... la tercera y última parte.

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