Joaquim Fernàndez

Joaquim Fernàndez i Oller

Ninguno del grupo municipal de CiU

Dignidad, coherencia y responsabilidad

Escribo estas líneas el mismo día que se cumple un año que decidimos salir del gobierno municipal de Mataró que compartíamos con el PSC. Fue una decisión dolorosa porque la formación política que represento es un partido de gobierno, con voluntad de construir y de hacer más fácil la vida de las personas. Pero fue una decisión necesaria. Y ahora, que el calendario ha dado toda la vuelta, que el tiempo y la distancia permiten disponer de la perspectiva suficiente para analizarla y valorarla creo, sinceramente, que fue una opción acertada.

De un día por el otro pasamos del gobierno a la oposición. Esto quiere decir, de disponer toda la información para poder trabajar a disponer de la mínima información para poder controlar el gobierno; de decidir que hacíamos y como lo hacíamos en beneficio de la ciudad a vigilar y controlar que el gobierno haz aquello que hacía falta y necesitaba Mataró. De hacer a vigilar que se hiciera.

Desde dentro del gobierno, Mataró se ve como una ciudad con un potencial inacabable y con unos activos que muy puestos un detrás la otra nos harían todavía más capital. Desde la oposición se ven estos activos pero se detecta que con más decisión, valentía y capacidad de trabajo se multiplicarían los resultados.

Durante este año hemos intentado hacer esto, incentivar el actual gobierno, hacer que no se desviaran con sus cosas, señalar aquello que había que continuar priorizando, mantener la hoja de ruta de habíamos dibujado cuando decidieron gobernar plegados la ciudad, llamarlos la atención de sus renuncias, dejadeces, distracciones o –simplemente, y me duele decirlo—despreocupación o dejadez. Durante estos 365 días hemos recordado en el gobierno del alcalde Boto que cuandohaya elecciones municipales ya harán campaña y que no había que hacer campaña cada día; trabajar y procurar por toda la ciudad sí, pero distraerse haciendo campaña partidista no.

Por primera vez en muchos años, hemos afrontado unos presupuestos municipales sin participar directamente, sin haberlos confeccionado. Y en beneficio de la estabilidad y de todos los mataronins nos interesó que se acabaran aprobando para garantizar la continuidad de proyectos que nosotros creemos convenientes por Mataró.

La perspectiva del año después también nos ayuda a ver cómo ha quedado el gobierno municipal. Es cierto que un ejecutivo de seis personas es insuficiente para gobernar una ciudad de más de 125.000 habitantes, pero también es verdad que con trabajo, coordinación y espíritu de equipo las cosas serían mucho más fáciles. Esto no ha pasado. La coordinación y el trabajo en equipo se ha quedado en el powerpoint del que lo tenía que pensar y ejecutar pero no se ha trasladado a la organización. Sortosament, el Ayuntamiento de Mataró dispone de una plantilla competente y preparada, adaptable a los cambios y con capacidad para actualizarse. Pero como toda organización, hace falta que los responsables políticos lideren y pasen de la teoría a la práctica; y esto no ha pasado.

Es posible trabajar con un gobierno de seis regidores y regidoras pero se tiene que trabajar de lo lindo, coordinarse y organizarse. Pero no es solamente esto. En el gobierno Boto no le carece sólo esta capacidad de hacer equipo, le carece respeto institucional hacia la oposición y seriosidad. No es hacer política jugar con los grupos municipales; no es hacer política aprobar aquello que quiere la oposición y después no cumplirlo... como mínimo no es política de calidad.

Por último, no puedo acabar hablando de este año sin recordar qué provocó nuestro paso a la oposición.

Por el grupo municipal esta fue una decisión muy meditada, que se tomó después de un proceso de reflexión donde se tuvo en cuenta la actitud del alcalde Boto ante el Referéndum, y sobre todo ante la actuación violenta de la Policía y la Guardia Civil reprimiendo a los indefensos ciudadanos que solamente pretendían votar. La nula, insensible e inmoral reacción del grupo socialista y de su alcalde ante estos hechos hicieron imposible continuar compartiendo gobierno. Fue por dignidad hacia los mataronins, que el grupo municipal adoptó la decisión de dejar el ejecutivo.

Y pasado un año –lamentablemente– esto no ha cambiado. Ni el PSC de Mataró, ni el PSC en Cataluña, ni el PSOE en Madrid han cambiado su actitud.

Sabemos que saliendo del gobierno dejamos vía libre al PSC más clientelista, al menos mataronista y al más españolista, el que se puso a favor de la aplicación del 155. Sabemos que saliendo del gobierno permitimos el gobierno de un PSC menos social, más electoralista y menos dialogante... pero por dignidad, coherencia y responsabilidad no podíamos ninguna más cosa. Y hoy, lo volveríamos a hacer.

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