Romuald Gallofré

V. Bueno

Dos compañeros de clase conflictivos para Marta Mata

Los edificios abandonados de dos viejas fábricas a tocar del solar donde se construirá la escuela presentan un estado lamentable y preocupan a padres y madres

El sector del barrio de Cereza donde se construirá la escuela Marta Mata presenta un aspecto desolador. Just al tocar del solar donde ha previsto edificar el tan deseado y atrasado centre escolar –las obras tienen que empezar el mes de mayo- seubican dos enormes naves industriales abandonadas y en estado de escombro. Se trata de la antigua Panaderías Reunidas y la textil Caribú, industrias importantes de la ciudad en el pasado que hoy son víctima de años de dejadez. Durante el año 2010, además, las dos sufrieron incendios que las dejaron todavía más malogradas. La situación se remonta largamente en el tiempo y no parece tener solución, a pesar de la proximidad del inicio de las obras de la escuela y la existencia de un plan urbanístico para el sector.

Los padres y madres de los niños que se tienen que escolarizar a Marta Mata durante el curso próximo -a partir de diciembre los de educación infantil, si el calendario previsto se acaba haciendo realidad- mostraron su preocupación por el estado de los entornos de la futura escuela, en una reunión mantenida hace dos semanas con el alcalde y con representantes de la Generalitat. Consideran que la presencia de estos edificios abandonados no tan sólo da mala imagen, sino que puede suponer un peligro para los niños cuando salgan de la escuela. El alcalde Joan Mora los respondió que lo tenían presente, pero reconoció que la situación presupuestaria hacía difícil actuar en las dos fábricas abandonadas, en manso de propietarios privados.

Edificios muy malogrados
Las preocupaciones de padres y madres toman sentido si se da una vuelta por los entornos de las naves. A pesar de que su perímetro está rodeado con vallas, el acceso en las antiguas fábricas es muy fácil por diferentes puntos, ya sea desde la Carretera de Cereza o desde los descampados adyacentes que hacen de frontera con el barrio de Camino de la Sierra. Ambos edificios presentan diferentes aperturas –antiguas puertas, agujeros a las paredes- para adentrarse sin problemas en el interior. Un golpe adentro, el panorama es el propio de años de abandono. La nave de Panaderías Reunidas está completamente desguazada. Todo el que era aprovechable y de valor para traer a las desecherías (hierros, cables de cocer, maderas) ha desaparecido. No quedan ni los vidrios de las ventanas, arrancados por el viento y esparcidos a pedazos por el tierra. Sorprende la presencia de elementos de obra, como por ejemplo una buena colección de vallas y sacos con adoquines. Las paredes están llenas de grafitis, pero no hay signos que nadie viva o pernocte en el edificio. En el incendio de mayo del año 2010, en cambio, resultaron heridos leves tres 'sin techo' que dormían a la nave.

A la antigua Caribú el panorama no es mejor, pero sí que hay mucho más movimiento. En una mañana cualquier seobservan varias  furgonetas aparcadas a la carretera de Cereza, esperando que los individuos que entran y salen constantemente del edificio las carguen de hierros y otros materiales extraídos del interior. Entre ellos, dos jóvenes que, según explican, se dedican a "crear muebles con materiales reciclados". Salen de la fábrica cargados de maderas, y aseguran que a la nave hay bastante actividad. "Creemos quevive alguien, y siempre hay gente revolviendo entre el escombro, pero cada vez quedan menos cosas para llevarse", destacan. Un vecino del barrio que pasea el perro por ante la antigua nave también constata que ha visto gente "circulante constantemente" por el edificio. Cuando los recolectores de madera marchan, entran tres nuevos traperos. Las escaleras que dan acceso desde la recepción al primer piso, a pesar de que muy malogradas, todavía siguen de pie. La planta, diáfana y enorme, de unos 2.500 m2, está completamente destrozada, y seperciben claramente los efectos del incendio quetuvo lugar en diciembre de hace dos años. A mes de un montón de bobinas de hilo, todo es lleno de los restos de fibra de vidrio utilizada como aislante, y el aire es irrespirable. Un hombre grande revuelve los restos de escombros, en busca de algo mínimamente valioso.

Requerimiento municipal
Fuentes municipales han explicado que el Ayuntamiento ha hecho un requerimiento al propietario del solar porque acondicioni las fincas de cara a evitar los problemas de seguridad actuales. Además, se le pedirá que avançi el derribo de los edificios antes de que se apruebe definitivamente el planeamiento urbanístico del sector, tramitación por la cual todavía quedan bastantes meses. El objetivo es que las fábricas ya estén derrocadas cuando la escuela abre puertas, pero la operación dependerá de la buena voluntad del propietario y de la negociación con el consistorio. El Plan de Mejora Urbana del sector de Cereza Industrial prevé la creación de una zona verde en el solar de las fábricas y el traslado de la calle Sócrates, además de la construcción de 600 viviendas y varios equipamientos a su entorno.

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