'Profesor Lazhar' ha sido uno de aquellos fenómenos que periódicamente impactan discretamente a nuestras carteleras y se van extienden entre el público a través del boca a boca. El éxito de esta producción canadiense procedente del Quebec –que fue nominada a Oscar al mejor film de habla no inglesa- se ha querido equipar al de la francesa 'Intocable', ya no tan sólo por el eco mediático sino porque son películas aparentemente modestas, que abordando temáticas sociales y con cierto compromiso al última, han conseguido conectar con la sensibilidad de un público muy amplio.
'Profesor Lazhar', dirigida por Philippe Falardeau, se basa en una obra teatral del mismo título que toma como punto de partida el trance de una escuela y sus alumnos después de la muerte de una maestra muy estimada. Para cubrir la plaza vacante, la escuela contrata al Profesor Lazhar, un hombre de origen argelino que atraviesa también, a nivel personal, el proceso de luto y superación de la traumática muerte de su mujer e hijos por causas políticas.
Las dos tramas, la personal y la colectiva, se entrelliguen en esta película que, a pesar de abordar cuestiones importantes sobre la educación en la escuela (los riesgos de deshumanización en la enseñanza, la violencia a las aulas, la relación entre profesores y alumnos...), va bastante más allá en sus ambiciones y plantea el debate sobre otros muchos temas, que van desde la superación del luto, el tabú del suicidio, la inmigración, la persecución ideológica y, en definitiva, el compromiso político y social.
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