El pasado martes 20 de diciembre fue un día de fiesta para todos nosotros. Tuvo lugar el acto de graduación de los 122 titulados en ingeniería y medios audiovisuales de la promoción 2010-2011 de la EUPMt. Son los primeros titulados que habrán cursado asignaturas en el nuevo parque científico Tecnocampus conviviendo con los compañeros de las otras escuelas y las empresas instaladas al parque. En este curso, todavía se trata de ingenieros técnicos y graduados en audiovisuales (título propio UPC). De aquí a un par de años, empezaremos a titular graduados en ingeniería y medios audiovisuales con planes de estudios de cuatro años adaptados en Bolonia.
La reforma de Bolonia ha sido muy cuestionada, y ciertamente hay aspectos negativos. Para citar uno que puede pasar bastante desapercibido para la sociedad en general podríamos remarcar el hecho que en algunas ciudades ha traído a la existencia de escuelas redundantes. Esto se debe de a la pérdida de la diferenciación entre ingenierías técnicas e ingenierías (a veces mal llamadas "superiores"). En nuestro caso no ha sido así. Bolonia nos ha permitido perder el estatus de escuela técnica, oficializar el título de medios audiovisuales, haciéndolo todavía más atractivo por los estudiantes, e incrementar la cantidad de personas interesadas al cursar estudios a nuestro centro.
Algunos pueden buscar interpretaciones en el incremento de estudiantes de nuevo acceso sobre las piedras de nuevos edificios, pero esto no es el que indican los números. Tocamos fondo en la cifra de ingreso de nuevos estudiantes durante el curso 2004-2005. El mínimo histórico de estudiantes matriculados entre todos los cursos ofrecidos se logró durante el curso 2007-2008. Desde estos dos cursos, la cifra de estudiantes de nuevo acceso y el número de matriculados totales han ido creciendo progresivamente. Incluso en un escenario en el cual bastantes escuelas continúan con una tendencia negativa. Para mí los motivos de este buen comportamiento se basan en dos hechos fundamentales: en primer lugar la buena tarea llevada a cabo por los profesionales del centro a la hora de reformar planes de estudios y titulaciones, dar a conocer los estudios universitarios a los centros de secundaria, etc. En segundo lugar, la reforma de Bolonia, que ha eliminado la necesidad de decidir con 18 años si se quiere hacer una ingeniería técnica/diplomatura o una ingeniería/licenciatura.
Ahora hay que mirar de cara al futuro con ilusión pero sin dormirse. Nuevas ideas y propuestas están ya sobre la mesa desde hace años. Algunas se han derrochado por carencia de ambición política colectiva y de diálogo. Ahora, con el espaldarazo incondicional del nuevo patronato de la fundación Tecnocampus y su presidente, estamos intentando ser ambiciosos y afrontar nuevos proyectos que consideramos claves por el desarrollo de la actividad productiva y el futuro universitario de la ciudad de Mataró. Esperemos poder hacer un gran paso adelante bien pronto.
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