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Manuel Cusachs

El Cementerio de los Caputxins, 200 años

Hace doscientos años que el Ayuntamiento de Mataró, en el pleno municipal del mes de junio del año 1817, acordó autorizar hacer un "campo santo", donde enterrar a los católicos mataronins donde había el Cementerio de los Caputxins, con objeto de aplicar una Real Cédula del año 1787, de Carles III, que prohibía seguir enterrando, por razones higiénicas en prevención de epidemias y contagios, dentro de las poblaciones, en los recintos eclesiásticos. A partir de entonces los cementerios de todo el país estarían alejados del casco urbano. Mataró tenía poco más de 12.000 habitantes. Aquel nuevo lugar – alejado del casco urbano – era el cementerio de los frailes caputxins. Fray Francesc de Argentona, Guardián de los Caputxins presentaba la petición en el Ayuntamiento y este el día 9 de junio de 1817 lo traía al pleno y lo aprobaba. La parroquia de Santa Maria –la única que había- se haría cargo del nuevo cementerio católico bono y que se tardarán años al adquirir el terreno formalmente.

El arquitecto Miquel Chaparral y Roca hace los planos del nuevo cementerio ubicado en un terreno accidentado. La parte más antigua es la explanada superior donde se enterraban los frailes caputxins. Posteriormente aparece la escalinata central y las islas laterales hasta llegar a la explanada inferior, donde hay la entrada principal.

El primer entierro que se hace fue el día 1 de marzo del 1818, un albat. De los 249 entierros hechos en Mataró en 1819, 208 corresponden a los de este nuevo cementerio. Los años posteriores serían todavía muy agitados por los difíciles momentos que se vivían. Por junio de 1822 el Ayuntamiento determina fortificar el Convento y prohíbe enterrar. Durante unos días se utiliza nuevamente La Morberia (donde ahora hay la calle Álamos). El año 1823 el convento es ocupado por las tropas francesas. Pasados los problemas bélicos volvería la calma. A partir de este momento el Cementerio de los Caputxins será el único de Mataró, hasta la creación de un cementerio Municipal en 1876 donde están enterrados los fetos, los que no habían sido bautizados, los suicidas, o que habían manifestado su voluntad de no ser enterrados en el cementerio católico.

El año1835, el 31 de julio (son tiempo de la desamortización de Mendizábal), el convento es incendiado y destruido. El día 10 de mayo del 1844 la finca es puesta a subasta y Anton Joseph, actuando a nombre de la Junta de Obra de Santa Maria, se lo adjudica por 12.090 rals "de vellon" pagando una quinta parte al contado y quedando pendiente el resto, a pagar en ocho plazos.

Cinco años después (1849) se procede a la bendición del nuevo cementerio católico y por el 1851 lo será la capilla de estilo clásico, obra del arquitecto Martí Saureda "De planta circular, cercada de columnas y con una gran cúpula que insinúa un pequeño panteón a la romana", según ha descrito Manel Salicrú. La portalada es del año 1857 de estilo neoclásico. Pasada la portalada hay dos hileras de desmayos y al fondo la capilla, que forman un conjunto equilibrado, que invita al recogimiento y a la meditación.

La primera ampliación del cementerio católico sería al este a la llamada "Sección Nueva", en 1944, obra del arquitecto municipal señor Lluís Gallifa Grenzner. Desde el año 1982 se hace cargo el Ayuntamiento que lo unifica. Mataró superaba los 100.000 habitantes y el cementerio se quedaba pequeño. Y en 1992 se inaugura el nuevo Cementerio del Torrente de las Valls, donde hay el "Memorial de las cenizas" (2011). Las cremaciones en Mataró son a partir del 2009, que llegan a un 42% del total.[banner-AMP_5]

Al Cementerio de los Caputxins hay unas 14.000 sepulturas, entre mausoleos, tumbas y nichos.

El Emprendida Cementerios Metropolitanos CGC, está restaurando y promocionando el Cementerio de los Caputxins, como un lugar de la ciudad digno de visitar y descubrir sus secretos y encantos.