Suiza fue el destino de Josuè Torres. Un mataroní ingeniero electrónico de profesión que, en enero del año 2012, decidió romper con la rutina y adentrarse en la aventura de hacer vida en otro país. Lo hizo acompañado de su mujer, con la cual justo se acababa de casar. Desde entonces Josuè vive a Baar, una ciudad y común suiza del lado de Zug. Allátrabaja como Project Manager por ABB, tal como explica: "gestiono el desarrollo de nuevos productos desde el concepto hasta la industrialización". Después de más de 5 años a tierras suizas, este mataroní ha sabido adaptarse a la cultura del país y asegura que está satisfecho de vivir una experiencia que le está haciendo crecer como persona en todos los sentidos.
Por qué decides marchar?
El año 2011 mi mujer y yo nos casamos. Después de esto y de replantearnos nuestra vida, decidimos que marchar fuera sería una experiencia personal muy enriquecedora. A esto se le sumó un motivo más, el inicio de la crisis, que parecía indicar que podríamos tener dificultades en nuestras carreras profesionales. Y dedo y hecho, desde enero del 2012 empezamos a vivir en Suiza.
Cómo definirías la experiencia?
La experiencia está siendo muy enriquecedora, es un cambio gigantesco. Cambiar tu lugar de residencia a otro país, otro idioma, otra cultura, otra manera de hacer y entender las cosas... todo esto te desafía a tú mismo desestabilizando tu comodidad y situación de confort y creándote dificultades nuevas donde las cosas más insignificantes pueden ser toda una aventura. Esto te hace crecer como persona y, sin duda, te hace ser más espabilado del que eras antes.
Qué te ha sorprendido del país de acogida?
Suiza es un país muy interesante desde todos los puntos de vista. Es una excepción en toda regla en el mundo en que vivimos. Es cierto que es un país donde no pasa nada, y donde se podría llegar al umbral de las absurditats en las noticias local. Todo está tan muy planificado y perfectamente controlado que esto aboca a una perenne felicidad pacífica. Todo esto hace que los habitantes de aquí acaben teniendo una personalidad naïf, infantil y que, ante la mínima dificultad que tengan que enfrentar, pueda llegar a ser un problema e incluso un drama.
Qué diferencias has notado?
La principal diferencia que he percibido es el civismo extremo que tenemos en Suiza. Este civismo llega hasta tal punto que, como ejemplo, no se permite pasar el aspirador los domingos para no molestar los vecinos, o está prohibido hacer ruido a partir de las 19h de la tarde. En general hay un gran respeto por el silencio y las personas, así como mucha educación.
Qué echas de menos?
Al final el que más echas de menos son los momentos con la familia y los amigos. Pequeñas cosas que antes podrían parecer banales, pero que ahora en la distancia toman mucho más valor. El vermut antes de comer, ver un partido de fútbol compartiendo tapas y birres con los amigos... de todos estos momentos te enrecordes cuando estás tan lejos.
Piensas volver pronto?
Sinceramente sí que pensamos al volver, pero no lo tenemos previsto en un futuro inmediato. A pesar de que prometí a mi madre que volveríamos luego que Cataluña fuera independiente, así que quizás el 2 de octubre ya volvemos a estar por aquí.
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