Vistas desde Puigmal
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Redacció

El frío y la historia de Núria

Si en estos días de frío y viento queremos sentirlo de una forma más genuina, lejos del trasiego y la polución urbana, un viaje hacia el Valle de Núria puede ser una buena opción. Gracias al tiempo indómito y a las duras condiciones de acceso que ha tenido durante muchos años, Núria todavía conserva la semilla de un tiempo en el que se pensaba que había que adorar la montaña porque trajera buenos augurios. No obstante, ya más cerca, Núria ha sido objete de disputas territoriales y un punto de confluencia de contrabandistas.

Pero quizás antes de todo, el viajero se sentirá atraído por el moderno cremallera de Núria, que este año celebra su setenta-quinto aniversario y que ha cambiado la fisionomía de Ribes de Freser, el inicio, pero también del Valle en general. Sus obras empezaron el 1928 y se acabaron el 1931, después de muchas horas de trabajo y algún susto humano. Con todo, hoy el cremallera se ha modernizado y atraviesa el valle como una gran serpiente. Un recorrido muy muy aliñado por la historia que se explica durante el trayecto.

Un golpe arriba, no nos podemos perder el santuario de Núria. Precisamente este 2006 hace cincuenta años de la proclamación de la Virgen María de Núria como Patrona principal del Obispado de Urgell. Un santuario que arrastra una larga historia: escenario de la aprobación del Estatuto de Cataluña, fue saqueado durante la Guerra Civil, se convirtió en prisión y en hospital de convalecencia por mutilados de la guerra. Antes de volver a su “posición original” fue también un sanatorio. Pero si el santuario guarda una larga historia, las efemérides de la Virgen María de Núria no se quedan cortas. Exiliada “a cuestas” de los propietarios del santuario, marchó al exilio e incluso fue secuestrada (1967-1972) por patriotas catalanes. Una estatua que, en definitiva, es hoy valorada especialmente por los historiadores catalanes. Según la tradición, Santo Gil llegó al valle hacia el año 700 y residió durante cuatro años. Siempre según la leyenda, Santo Gil esculpió una imagen de la Virgen que escondió dentro de una cueva al huir del valle cuando los romanos iniciaron una persecución contra los cristianos.

El cierto es que la imagen de la Virgen María de Núria que hoy en día se venera es una talla datada del siglo XII o XIII. Se trata de una talla en madera de estilo románico. Con disparos de cariz primitivo, la talla conserva todavía su policromia en perfecto estado de conservación. Los pastores consideraban esta virgen la patrona de la fertilidad. La coronación canónica de la Virgen María de Núria tuvo lugar en 1965.

Todo ello el visitante lo puede encontrar explícate en la exposición interior del santuario. No obstante, si uno se queda pleno de cultura historia, puede optar para hacer un paseo por el lago y, incluso, andar hasta el Puigmal, la montaña más alta del Pirineu oriental catalán. Una auténtica proeza por los no acostumbrados a andar pero, si el día es sereno, se verá recompensada con una vista difícil de describir en palabras.

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