La entrada que registró ayer jueves, día 5, el teatro Monumental para asistir al concierto de Trilok Gurtu y Arké String Cuarteto no fue mucho buena (cerca de doscientas personas), pero los asistentes demostraron desde el primer momento que disfrutaron del concierto del percusionista indio y el cuarteto de cuerda italiano. Picaron de manso para seguir (a menudo infructuosamente) el endemoniado ritmo de Gurtu, cantaron e incluso bailaron a la parte final del concierto, cuando sonaron las piezas más rítmicas y melódicas. Gurtu y Arké String Cuarteto fueron ayer en Mataró para presentar la curiosa fusión de percusión india y cuarteto de cuerda que conforma el disco Arkeology, pero la velada sirvió para hacer un repaso a la extensa y variadíssima trayectoria del músico de Bombay.
Arké String Cuarteto iniciaron el concierto sin Gurtu, interpretando una pieza que mostró el virtuosismo del cuarteto, que cambia la viola por un contrabajo, y sus amplios recursos, puesto que tanto buen punto pinçaven los instrumentos de cuerda como los utilizaban para hacer percusión. La salida de Gurtu fue recibida con un fuerte aplauso del público, que dio pie a la exhibición de habilidad de este maestro de los ritmos orientales. El juego de percusión que traía el músico indio era anchísimo y le permitió extraer todo tipo de matices que en algún momento la sonorización del recinto no dejó brillar con todo su esplendor. Gurtu se reservó un momento de lucimiento personal percutint y amplificando todo tipo de enseres, incluso un cubell con agua y creando una atmósfera muy sugerente.
Zoco del India, pero me es muy igual. Todos tenemos que ser uno, afirmó Gurtu, en un canto a la unidad y a la rotura de fronteras equivalente a su discurso musical. No hago ni música clásica, ni jazz. Esto es massical music', música para las masas, aseguró el percusionista, que definió bastantes temas que iba a tocar como canciones simples. Tenía razón en buena parte: la mayoría de tramos del concierto fueron muy asequibles, con melodías en primer plan que se podían coger al vuelo a la primera. El público lo supo agradecer a los bisos, cuando Gurtu anunció que se había acabado el concierto y era la hora de pasarlo bien. Armado con un caixó flamenco, el percusionista guió los asistentes porque taral·legessin el último tema ysiguieran el ritmo. Un final de fiesta que hizo innecesarias las sillas del Monumental. Todo el mundo despidió de pie y con una ovación al músico indio y el cuarteto de cuerda.

Gurtu, a la percusión
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