El Padre Echarri en una imagen de la época
El Padre Echarri en una imagen de la época

V. B.

El Padre Echarri, una figura gigante de la Llàntia

Los vecinos del barrio dedican un gigante a este salesià, que fue clave durante los años 60 en la mejora de sus condiciones de vida

A mitades de la década de los 60, el barrio de La Llàntia todavía no tomaba este nombre. Tan sólo era tan sólo un conjunto de urbanizaciones anárquicas –Santa Catalina, Vila, Benet, La Floresta- construidas por los inmigrantes llegados desde el sur de España, en terrenos comprados como huertos a los propietarios de la zona. Un espacio entonces dejado de la mano de Dios, que no empezó a disponer de los servicios más básicos hasta que los vecinos se organizaron para reclamar sus derechos. En este proceso fue clave la figura de José Maria Echarri, un padre salesià que se implicó profundamente en este movimiento vecinal. A pesar de que Echarri hace más de 40 años que dejó el barrio, a La Llàntia todavía lo recuerdan con un gran aprecio. Tanta, que le han dedicado la figura de un gigante, que estrenarán este fin de semana por las fiestas de San Juan Bosco.

Llegué a aquel barrio tan desamparado porque creía que sus vecinos necesitaban un poco de espiritualidad, recuerda Echarri desde el colegio salesià de Santo Boi, donde reside actualmente. Promovió la construcción de un barracón que tenía que servir para hacer misa, pero bien pronto aquellas cuatro paredes se convirtieron en la sede de un movimiento vecinal. "Los animé a unirse para reclamar todo aquello que los correspondía, porque el barrio no tenía agua, luz ni un mínimo servicio de recogida de basura", explica. Echarri se encontró a la Llàntia con "gente sencilla y trabajadora", llegada de Andalucía y Extremadura, que se construyeron un nuevo hogar con sus propias manos y que tenían "mucho entusiasme para desarrollar sus vidas", según el Salesià.

Este mismo entusiasmo es el que los empujó a crear la Asociación de Cabezas de Familia San Juan Bosco de Mataró, germen del actual AVV de la Llàntia  A través de esta entidad, consiguieron grandes hitos como por ejemplo que todas las casas tuvieran llu,m quehubiera recogida periódica de basura o que se creas una fuente pública de agua. A partir del año 1968, el Ayuntamiento reconoció las diferentes urbanizaciones como un solo barrio, bajo el nombre de La Llàntia. "Finalmente, conseguimos que el barrio fuera habitable", resume Echarri.

Cambiado... pero no tanto
Los vecinos de La Llàntia quieren recordar Echarri en forma de nuevo gigante del barrio. El presidente de la asociación de vecinos, Francisco Verjano, explica que la figura quiere ser "un homenaje a una persona muy importante y conocida en el barrio". Verjano recuerda que fue "gracias a su empujón" que se formó la asociación y los vecinos lucharon para resolver "la montaña de problemas" quehabía a La Llàntia. Una lucha que no acabóen 60. Verjano recuerda que no fue hasta el 1992, el año Olímpico, que la empresa municipal Aguas de Busot de Mataró se hizo cargo de la gestión del agua del barrio. La Llàntia, pero, ha cambiado muchísimo en los últimos años, fruto de varias intervenciones urbanísticas. Echarri ya novive, pero de vez en cuandovuelve para ver los amigos. Las condiciones han mejorado mucho, pero el queencuentra no es, en esencia, tan diferente a hace 40 años. "Se han desarrollado mucho los entornos, pero la parte antigua, el corazón del barrio, se ha mantenido tal y como era", recuerda.

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