Algunas personas tienen un rechazo particular para aceptar el crecimiento, la madurez y los efectos del paso del tiempo. Este funcionamiento lo plasmó con excepcional claridad el escritor J. Matthews Barrie en su obra Peter pan y Wendy. Por esta circunstancia, el psicòlogo Dan Kiley creó el término "Síndrome de Peter Pan" en 1983.
Peter Pan se niega a crecer y a encarar las vicisitudes de la vida, vive en un mundo aislado acompañado otros menuts, para sostener esta manera de vivir necesita una figura femenina que se ocupe de cuidarlos eternamente como una madre, figura que encarna en el cuento Wendy.
El síndrome en cuestión hace referencia a los adultos que continúan con un comportamiento infantil o adolescente resistiéndose a aceptar la responsabilidad de sus actos; acostumbran a manifestar una acentuada inmadurez emocional acompañada por una gran inseguridad y temor a no ser estimados, sentimientos que disimulan con una máscara de falsa seguridad en sí mismos e inclús de arrogancia.
Usualmente se esconden detrás de excusas o fabulaciones para camuflar sus dificultades; acostumbran a hablar de excepcionales proyectos o negocios y fantásticas aventuras amorosas, fantasías imposibles de cumplir pero que los ayuda a eludir sus responsabilidades y poder culpar los otros de sus fracasos.
Tienen idealizada la etapa juvenil por la cual se sienten seducidos mientras intentan negar que se hacen grandes.
El compromiso es para ellos un obstáculo a su libertad. Viven centrados en sí mismos y su actitudes hacia los otros se enfoca al pedir, recibir y criticar sin preocuparse de las cosas que pueden pasarle a las personas del suyo cercando. Están permanentemente insatisfechos pero no hacen nada para modificar su situación.
Este síndrome, más frecuente entre los hombres, lo encontramos hoy en día en numerosos individuos que cuando han pasado la primera juventud y han llegado a los 30 o 40 años continúan viviendo de forma dependiente, ya sea de sus padres u otras personas como pueden ser germanos más grandes o inclús la pareja. Porque sea así estas otras personas tienen que facilitar la mencionada dependencia con su actitud sobreprotectora.
Esta problemática tiene su origen en la primera infancia, se trata de hijos de unas madres que no pudieron sostener las necesidades del niño, ya fueran de orden físico o afectivo, por eso el pequeño vivió carències importantes de las cuales los efectos se han perpetuado haciéndole sentir desprotegido y angustiado de manera permanente.
Las personas que sufren estos conflictos lo desconocen hasta que alguna situación crítica los hace cuestionar su forma de comportarse y enfrentar el mundo. La manera de ayudarlos a crecer es permitirlos que afronten su realidad y asuman las consecuencias de sus actos sin hacerse cargo de la responsabilidad de sus cambios.
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