Judith Vives

El tiempo y los callejones

El británico Michael Winterbottom oscila entre el cine de denuncia y un cine de cariz más intimista siempre que encuentra su raíz en la tradición del cine realista inglés, pero al cual ha sabido dotar siempre de un personal estilo estético. Génova, su última película, presentada a San Sebastián y estrenada con bastantes meses de atraso, es una muestra de estos cine de sentimientos que Winterbottom ha explorado desde sus inicios con Besos de Mariposa y que llegó a un punto culminante con la brillante Wonderland. Genova intenta seguir la estrella de aquel referente y, sin acercarse, seque resulta una interesante aproximación para el gran público –aquel que quizás todavía no conozca su obra- a ciertas obsesiones del cineasta. El film relata el proceso de luto de un hombre que pierde su mujer en un accidente y que intenta rehacer su vida con sus dos hijas adolescentes, iniciando una nueva etapa a la ciudad italiana que da título a la película. Winterbottom acierta de pleno con su protagonista, Colin Firth, un actor perfecto para el protagonista de un film que no oculta su voluntad de tocar la fibra. El director, pero, sabe esquivar los momento más lacrimògens con el pie en el tierra del realismo que siempre es presente a su cine. Por eso, aunque blanda por instantes, Génova también es interesante por la forma como expresa que, con el paso del tiempo, las heridas se pueden ir cerrando y la vida se puede volver a vivir en plenitud. Lo muestra con el devenir de unos personajes que se buscan en sí mismos mientras huyen por los callejones de la ciudad italiana, el retrato de la cual, rebuscadamente caótico, huye de la postal turística y se convierte, en cambio, en un personaje más de la historia.

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