El traspaso de la N-II
    La formalización del traspaso del tramo maresmenc de la N-II a la Generalitat, firmada la semana pasada, es un paso adelante capital para reordenar la movilidad a la comarca. El objetivo es que la carretera se pueda gestionar desde el territorio y se convierta en una vía urbana, perdiendo su actual función de Nacional. Para realizarlo, el Estado aportará 400 millones de euros, de los cualeshará una primera aportación de 97 millones. El dinero servirán tanto para adecuar la N-II a su nueva función, como para construir una vía alternativa queasuma su tránsito. Así pues, el traspaso es una gran noticia, pero todo el trabajo queda para hacer, tal y cómo se han afanado a señalar todos los partidos presentes a la Comisión de Movilidad del Consejo Comarcal. Todavía queda para definir el trazado de esta vía alternativa, pendiente de un estudio de movilidad encargado a la Generalitat. Parecía que todos los partidos habían consensuado como tendría que ser este nuevo vial, pero todavía hay fricciones y dudas. Tampoco se ha cerrado todavía un acuerdo en materia de bonificaciones del peaje para los usuarios maresmencs de la C-32, y quedan cuestiones pendientes como el carril VAO o la ampliación del transporte público a la comarca. Todo sigue su camino, pero muy lentamente -de hecho, el convenio bisiesto se ha hecho realidad un año y medio más tarde que se firmara-, y la movilidad en el Maresme sigue requiriendo de medidas urgentes.
    
    
    
            
                            
                
            
                            
            
        
    
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