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Redacció

El zoo de en Pitus

Argentona nos había cogido la delantera empezando la temporada de La Red dos semanas antes de que nosotros, pero el pasado domingo, para compensar, en Mataró la comenzamos con doble espectáculo.

 

Por la mañana rompían el hielo los de la Tresca y la Verdesca , disfrazados de abejas, con zapatos Diesel y col·ladors a la cabeza, demostrando que el que saben hacer lo continúan haciendo muy bien. Buena música, variedad instrumental y conexión con el público, con el grande y el pequeño. Un espectáculo de animación muy visual, por el vestuario a franjas amarillas y negras, y rico musicalmente hablante. La verdad sea dicho, sonaban francamente bien, haciendo voces, tocando ecualizados y tenían don de palabra y presencia escénica. Con sus correspondientes explicaciones y demostraciones supieron hacer bailar la plaza, qué los siguió formando círculos, trenes y el que hiciera falta. Para acabar, el saco de confetti que una de las abejas soltó, creó momentos de apoteosi entre la multitud, qué tuvo que hacer frente a una guerra de color lila que tiñió la zona, haciendo la delicia de los más menuts.

 

Por la tarde la movida se trasladaba al Monumental, donde, mientras la mayoría de la gente estaba pendiente de la lucha personal de Alonso y en Hamilton al asfalto del Brasil, otro buen puñado hacía cola para entrar a ver El Zoo de en Pitus. Después del buen gusto de boca que los de La Tresca nos dejaron por la mañana, los de Tutatis (que también eran cuatro) dejaron mucho que desear, sobre todo a nivel interpretativo. De una manera resumida se podría decir que el que los salvó el espectáculo son los recursos que usaron, más que no la calidad global. El vestuario, que protegía la simplesa actoral (cómo por ejemplo la del doliendo que no tenía muy bastante ni cuando reía), y el hecho de pedir a menudo la involucració de la platea en su aventura (haciéndonos levantar los brazos, imitar sueños de animales y colaborando a la cacería) hizo olvidar momentos como el de los chistes fugaces y sosos, y que no se parara mucho atención a la música enlatada de órgano de poca monta. De todos modos, a pesar de las gañidas creo que los niños se lo pasaron bien, que esto es lo importante. Pero a cantar... mejor que no sedediquen.

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