Las meigas hicieron acto de presencia el pasado sábado a la sala grande del Clap e hipnotizaron los espectadores haciéndolos disfrutar de dos horas mágicas. La queimada que sirvieron no tenía muchos secretos: la música de Luar Na Lubre, una de las principales formaciones que ha exportado desde Galicia la música celta y que ha convertido canciones tradicionales de la Cuesta don Morte y otros de facturación propia en auténticas perlas y popularizadas más allá de los acantilados gallegos.
Enseguida se creó el clima idóneo, haciendo sonar Chove en Santiago como segunda pieza, preciosa melodía que canta un poema de García Lorca. En los temas más movidos, las gaitas de Bieito Romero, principal compositor de la formación, otorgaban un sonido espectacular que el público, en todo momento muy participativo, celebraba con palmes y bailes, sin que quedara en segundo término, pero, el buen hacer de todos y cada uno de los componentes del grupo a lo largo de todo el espectáculo. Bieito traía también la ve hablando entre canción y canción, que no la ve cantante, que recaía en la bella Sara Louraço, fina porcelana lisboeta, encantadora y conmovedora, que obtuvo la matrícula de honor en la interpretación de Memoria danoite , una canción para no olvidar la desgracia del Prestige.
Un grupo que canta sin manías ni vergüenza el amor en su tierra, a su patria, y que no se está también de denunciar injusticias. Luar Na Lubre habló del conflicto de Palestina con una versión del derecho de vivir en paz de Víctor Jara, y recordó Che Guevara con Pandeirada don Che. Britonia, Nave, o Maria Soliña, fueron sólo algunos otros títulos muy celebrados, en un concierto que combinó, como hace siempre Luar Na Lubre, temas instrumentales con otros de cantados, y melodías de recogimiento y ternura con otros de explosión colectiva y de alegría desenfrenada. Todo ello, un concierto excelente que bien vale una exclamación a modo de come también muy popular en Galicia: ostras, que bien!

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