Las termitas se están comiendo la cubierta del edificio de La Prisión, uno de los principales elementos patrimoniales de Mataró. La degradación de la estructura de madera que la soporta, fruto de la acción de estos insectos, ha hecho que el aujuntament se pusiera manso a la obra para sustituir la cubierta de parte del inmueble. Los problemas se detectaron durante los trabajos de reparación de cubiertas y bajantes efectuados el año pasado. Entonces se hizo el tratamiento por desinsectar el inmueble pero el estado de degradación de la estructura de madera no garantizaba la estabilidad de la cubierta, por lo cual se desalojaron y reubicar las entidades que utilizaban el edificio.
Las obras costarán durarán 4 meses y costarán 144.000 euros, financiadas por la Diputación, la Generalitat y el Ayuntamiento
Ahora el Servicio de Equipamientos Municipales ha iniciado las obras, que consisten en la sustitución de la cubierta del cuerpo rectangular del edificio, que tiene una superficie de 325 m². La cubierta actual se desmontará incluyendo toda la estructura de madera, apoyo y todos los elementos de la zona. La nueva estructura será de madera, con un tratamiento especial insecticida y fungicida. Para hacer el cobriment se utilizarán las tejas desmontadas de la cubierta existente y se volverán a montar las chimeneas. La nueva cubierta tendrá la misma forma que el actual. Las obras, con una duración prevista de 4 meses, tienen un presupuesto de 144.000 euros. 88.000 euros van a cargo de la Diputación, 43.000 de la Generalitat y el resto de la financiación lo paga el Ayuntamiento.
Construido por Elies Rogent al 1850
El edificio de la Prisión es un Bien Cultural de Interés Nacional y tiene un nivel de protección A que incluye fachadas, volumetría y estructura general del edificio. Fue proyectado por Elies Rogent y construido a finales de la década de 1850. Está formado por dos cuerpos diferenciados de planta baja y piso: un cuerpo rectangular que originariamente era de uso administrativo de la Prisión, y un cuerpo de forma semicircular donde se distribuían las celdas alrededor de un patio que garantizaba la visión de todas las entradas a las mismas –y que por este motivo lo convirtió en el primer edificio panòptic del Estado.
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