Las Cercanías del Maresme han vuelto a ser, este lunes, un desastre. Los usuarios de la línea R1 han vivido la enésima jornada de caos, algo en realidad poco sorpresiva puesto que la infraestructura y el servicio es extremadamente sensible a las situaciones meteorológicas adversas. Con el temporal de carácter extraordinario que sufre la comarca desde ayer domingo, la situación se ha agravado todavía más.
Desde primera hora de la mañana los convoyes han circulado con retraso por la causa de siempre: las olas han impactado a las vías en el tramo entre Mataró y Cabrera. Algo que pasa cada vez que hay temporal y que se prevé que ADIF ponga finalmente solución reforzando el rompeolas con una inversión de 12 millones de euros, que tiene que ver sus frutos de aquí a unos nuevo meses.
Pero el problema no es sólo en este tramo. El desgavell organizativo de Cercanías ha traído esta misma mañana a una situación muy inusual: un tren se ha parado en Montgat y desde megafonía se ha anunciado que el convoy finalizaba su recurrido a la estación "por exceso de jornada del conductor". Todos los pasajeros han tenido que bajar y esperar al próximo tren, en medio de la fuerte abanicada que afecta el Maresme. A pesar de que cada día hay más de 1.000 cambios de turno, debido a las incidencias del temporal no ha sido posible programar un tren que hiciera el relevo al conductor, que tiene prohibido por protocolo exceder su horario laboral.
A todo ello se ha sumado un atropello a la estación de Plaza de Cataluña, que ha provocado nuevos atrasos a la R1 y al resto de líneas del servicio de Cercanías, puesto que ha habido que desviar todo el tránsito por la estación de Paseo de Gràcia. Y para acabarlo de adobar, hacia las 12 del mediodía se ha produit una incidencia en el suministro eléctrico entre Mataró y Arenys de Mar, también vinculada al temporal, que está provocando atrasos de 45 minutos en el servicio.