Joaquim Arenas

Entre la convivencia y la coexistencia

Dos conceptos de parecido significado, no quierendecir, pero, el mismo. Ni de lejos. En una sociedad invadida por la tecnología, con culturas diversas, y con una inestabilidad de tal grado que los expertos no dudan de calificar de líquida, con una economía que ha perdido el equilibrio y que cambia constantemente, con movimientos migratorios, ahora ya no tanto de llegada y sí, en cambio, de regreso , tenemos que hacer énfasis en el impulso de los valores de la convivencia para la necesaria relación entre las personas, basada en la entente , el respeto y la responsabilidad cuando usamos u ocupamos ámbitos comunes, que es casi siempre en nuestra vida de cada día.

Será, pues, en nuestra actitud cívica, en la manera de actuar en cada ocasión que nos hay que impartir, con el ejemplo y la invitación cordial, una lección discreta porque se extiendan un conocimiento y unos hábitos de socialización a todo los ciudadanos, sean niños, jóvenes o gente adulta.

Nos hace falta a todos aprender a vivir y a convivir. Coexistir no es más que una yuxtaposición sin hacer hincapié en las relaciones humanas necesarias e inevitables. Por eso mismo, hay que tomar conciencia, que dentro de nuestras posibilidades, que a menudo son muchas, tenemos que potenciar el diálogo ante el conflicto, sea grande o pequeño, tanto desde de una óptica social como generacional o cultural.

Hablar, y hablar mucho, y escuchar todavía más es " conditio sine qua non " para el fomento de la convivencia.

Y hago toda esta introducción invitando a la ciudadanía a actuar a favor de la la acción positiva de convivir plegados, y no haciendo de entrada una referencia a la escuela por una razón que creo muy sencilla, tendemos a abocar en la escuela todas las responsabilidades de formación mientras, muchas veces y en muchos cuestiones, preferimos el cómodo sofá de la indiferencia frente a la formación global del pueblo del cual formamos parte.

Es evidente que la escuela es retrato vive de la sociedad,es el reflejo. Y tanto ! Y en consecuencia tendrá que poner todo aquello que pueda para formar alumnas, ciudadanos al fin y al cabo, que adquieran hábitos de saber ser y saber estar a la sociedad. Que quiere decir tanto como saber relacionarse con el otros. Los otros con quienes comparten ciudad, barrio, servicios . . . .
Y es vidente que habrá que hacer hincapié en aquello que une más que en aquello que separa.
Insistiremos una vez más, si es que lo hemos hecho en otras ocasiones en este mismo espacio, que en la escuela le hace falta serenidad, tranquilidad y espacios de reflexión para hacer entender que convivir no es coexistir. Sin convivencia, tampoco la escuela puede hacer su tarea.
Esta serenidad que pide la escuela, también es necesaria por todos los que formamos la ciudad que tenemos que queremos transformar para tener un país que resuelva los conflictos con paz y tranquilidad.

Hace unos días, yendo en tren pude vivir una "lección práctica de convivencia " Un xicot de unos veinte años, sentado a la suyo sentando, ocupaba el de su delante con las piernas estiradas yponía los pies. Una mujer de media edad, muy amablemente, lo invitó a sentar bien. " – No te das cuenta que otro viajerotendrá que sentar ? " le dijo. El chico retiró los pies y restó cómo extrañado que alguien, desconocido, le observara su conducta incívica.

Y es que en la cuestión de la convivencia también todo tenemos que ser escuela.

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