En plena campaña electoral a las elecciones general (antes de que los indicadores económicos indicaran la entrada en una etapa económica marcada por la destrucción acelerada de ocupación, la bajada económica después de una gran etapa de crecimiento , la crisis del mercado de la vivienda y del bursàtil, y la precarització de las condiciones laborales) se dijo que España estaba en la Champions de los países económicos de la zona euro.
No estaba mal empleado el argot si el que se quería era evidenciar que el gran crecimiento del capitalismo occidental de la etapa anterior al 2007 amava que no se habían trasladado los beneficios de esta al ámbito social, ni consolidado el poco desarrollado estado de bienestar español de cariz familista. La riqueza generada en esta etapa había acentuado las situaciones de desigualdades entre las rentas más elevadas y las más bajas aumentado la dualització social; siendo España uno de los países de la UE con el mayor número de población por debajo del umbral de pobreza sólo superado por Letonia.
Con el escenario enmendando la Comisión Europea trabajó para que en 2010, con la presidencia del primer semestre por parte de España, fuera el año europeo de lucha contra la pobreza y la exclusión social a la UE. Existía el precedente de los famosos objetivos del mil·leni (que se estaban retrasando en su puesta en marcha).
Los objetivos iniciales de este año europeo eran marcar una agenda social para que la Europa de los 27 acordara un pacto decisivo por erradicar la pobreza a la UE. Era una incongruencia que una de las zonas más ricas del mundo mantuviera grandes bolsas de pobreza, exclusión social y situaciones de privación tanto elevadas.
Pero la puesta en marcha del año europeo tenía el escenario de crisis, diferentes a las anteriores pero con claras consecuencias sobre los sectores de población más vulnerables.
Pero y antes de la crisis, España había hecho los deberes? Pues no. El escenario español evidenciaba un gasto social público de las más bajas de Europa así como unos niveles de protección en algunos ámbitos inferiores a la media europea. Además una tenía un mercado de trabajo altamente dualitzat y en procesos de gran flexibilización y desregulació, con uno de los salarios mínimos más bajos del Europa de los 15 y con grandes diferencias entre hombres y mujeres ( a pesar de la incorporación masiva de las mujeres), situaciones precarias para mujeres y jóvenes, y grandes bolsas de trabajo informal así como una gran presencia de economía sumergida y dependencia de sectores especulativos en alza...
Pues este año de visualización de las diferentes herramientas e instrumentos para combatir la pobreza a la UE se han desarrollado en este escenario de crisis y demasiado tímidamente.
Algunas de las estrategias que se apuntan para combatir la pobreza y la exclusión social son las que se tendrían que dirigir desde la Comisión Europea y el Gobierno Central con la complicidad de todos los niveles de administración para hacer reformas en el ámbito educativo, en el sistema de pensiones, en la protección y promoción social, en la sanidad pública, en las políticas de inclusión, en la mejora de la aplicación de la Ley de la Dependencia....
Las medidas anunciadas por el Ejecutivo a fecha de hoy para reducir el déficit van en la dirección contraria: recortes sociales, privatización selectiva de derechos... otro aprimament del Estado de Bienestar.
Parece ser pues, que los principios del Estado de Derecho Social cómo son la solidaridad y la justifica social han pasado, a otro plan de las prioridades políticas. Otra oportunidad perdida. Resto evidente, altracop, quien pagará las consecuencias de esta crisis.
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