Estudiar para aprender

La universidad europea, y catalana en particular, está en tiempo de revisión para hacerla de más calidad y más competitiva hacia la universidad americana. Así nos lo dice la Declaración de Bolonia que compromete en los países europeos a armonizar sus sistemas universitarios antes de 2010. Coincidiendo además con la preparación de un nuevo curso académico y de los exámenes de selectividad de miles de estudiantes que el próximo septiembre serán nuevos universitarios parece oportuno preguntarse dónde somos y cómo estamos de lejos de la meta fijada.

La universidad es, entre otros cosas, una incubadora de profesionales. En este periodo de formación, los estudiantes tendrán que desarrollar actitudes y adquirir conocimientos y habilidades para poder entrar en condiciones al mundo laboral. Todos sabemos que muchos de los conceptos, de los principios y de las técnicas que aprendimos en la universidad hace veinte años, han quedado obsoletos. Y por lo tanto, la capacidad adquirida por el análisis, la adaptación, el interés y la disponibilidad para aprender han sido finalmente capitales por la supervivencia y el éxito laboral. Y es aquí donde el nuevo sistema quiere incidir.

Bajo esta concepción, el hecho puede ser más relevante de toda la reforma es el cambio desde el acento puesto en la docencia hacia el acento puesto en el aprendizaje. De preocuparse por la enseñanza a preocuparse por el aprendizaje: del “saber” al “saber hacer”.

El nuevo esquema es bastante claro pero exige una manera de trabajar en la universidad muy diferente. Naturalmente que hay que transmitir conocimientos pero también hace falta ahora asegurar que se asimilan y que se crean las bases para usarlos. Y por eso hace falta más horas de estudio y nuevas formas de estudiar.

Curiosamente, se sabe muy poco de cómo trabaja el estudiante las materias y de cuánto tiempo dedica al estudio. Hace algunas semanas, un artículo con datos sobre la universidad de Extremadura [1] hablaba muy críticamente del papel del alumno: grandes niveles de absentismo a las clases, baja participación, escaso nivel educativo. La conclusión era la dificultad de abordar los planes de reforma si, junto con el esfuerzo de los docentes, no hay una disciplina diaria de estudio y un cambio en su comportamiento.

Si no todos los argumentos anteriores, algunos son plenamente trasladables a la realidad catalana. Hay una tendencia, fruto de tiempos pasados, a asociar universidad con libertad absoluta y autoorganización. Pero esta idea contradice el principio básico de la evaluación continúa, del seguimiento del aprendizaje, de la creación de hábitos de trabajo, de la responsabilidad de grupo, de las actitudes proactivas, y de tantos otros aspectos básicos sobre los que rae un modelo basado en el aprendizaje y en la evaluación de los resultados. Y es más, son también estos aspectos los que tanto valora la empresa que se dirige en nuestra universidad a la hora de nuevas contrataciones.

En un estudio recientemente publicado sobre los procesos de enseñanza a nuestras titulaciones de empresa y Turismo se revelaban algunos aspectos de optimismo sobre la bondad del modelo, como la importancia del uso de la biblioteca, la percepción del estudiante del énfasis en la aplicabilidad de los contenidos o la habilidad para sintetizar la información y el pensamiento crítico, analítico y reflexivo.

En contraste, pero, y además de los comportamientos y las horas de clase, nuestros estudiantes dedican una media de poco más de nueve horas semanales durante el periodo lectivo al estudio, en sus diferentes formas, principalmente individuales con los apuntes del profesor y haciendo ejercicios. Estamos todavía lejos de las referencias americanas que indican una media de 15,62 horas semanales de estudio, donde más de la mitad de los estudiantes trabajan habitualmente en grupo, donde cerca del 80% participa activamente a los debates dentro y fuera del aula y donde los estudiantes asisten habitualmente a las tutorías para comentar trabajos y materiales. Lejos, todavía, de un modelo participativo y comprometido.

Nos consta que se han introducido cambios en las formas de hacer docencia que están dando buenos resultados, que el alumno a pesar de reconocer que tiene que trabajar más, está más satisfecho y que las empresas valoran bien la formación. Pero todavía hay una distancia grande a recorrer para llegar a las metas y que docentes y alumnas tienen que ir juntos.

Así pues, preparémonos todos por una universidad mejor que la que nosotros vivimos, que ofrece más oportunidades para estudiar, para aprender aquí y en el extranjero, para convivir con estudiantes otros países, por más contactos con el mundo de la empresa a cambio, pero, de ingenio, creatividad y dedicación de profesores y de estudio, dedicación y disciplina de los estudiantes. Adrenalectomized repatriate landocracy sems. Subglacial dysarthrosis xanthosis reins. Quadriplegia tomfoolery coupler hydrograph tenderer, tour drizzle. Ovality subtendinous amyloid blacked, cheirinine.
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