Europa y el Gobierno español complican la vida a los actos de fuego

La gran mayoría de fiestas populares catalanas, y de buena parte de la mediterránea, no tendrían sentido sin la pirotecnia ni los actos de fuego. El humo, el olor a petardo y la posibilidad de salir con una buena quemadura si no se está muy protegido, forman parte indisociable de la esencia de los actos de calle a toda fiesta de verdad, como Las Santas. Todo el mundo da por hecho año que año tras año se encontrará con la Momerota, las diablesas y el dragón armando su particular escándalo por las calles del casco antiguo a finales de julio, rodeados de miles de personas. Pero esto podría dejar de ser así. La culpa la tiene una directiva que regula el mercado de los materiales pirotécnicos de los países miembros de la Unión Europea. Se empezará a aplicar en España a principios de 2010, y si no se consigue modificar el documento actual, comportará de facto la desaparición de actas como el correfoc.

"No hay peor sordo que aquel que no quiere sentir". Así resume Alfons Udina, presidente de la Agrupación del Bestiario Festivo y Popular de Cataluña, las negociaciones que están llevando a cabo con el ministerio de Industria, encargado de la "transposición" (la aplicación estatal) de la Directiva 2007/23/CE del Parlamento Europeo. Las últimas reuniones los han dejado "muy decepcionados" puesto que la transposición que se prevé hoy en día es "nefasta", en palabras de Udina, para los actos de fuego. Las limitaciones que aplicaría la normativa en el uso público de material pirotécnico impediría, a guisa de ejemplo, que los espectadores se acercaran a menos de 15 metros. O bien que se utilizara el fuego en calles con menos de 30 metros de anchura. Hay muchas más restricciones, pero sólo con estas dos ya se mataría la fiesta. El correfoc no podría ni pasar por la Riera. Udina asegura que desde Industria tienen "ganas de arreglar este problema", pero que no son los interlocutores más válidos. No hablan con expertos en cultura popular, sino con ingenieros de minas o similares. "Los explicamos que cada año en Cataluña se celebran más de 1.500 correfocs, y el único que nos supieron responder es: 'sí que ganáis dinero'. No entienden nada".

Ya hace meses que las pandillas perjudicadas han levantado el grito al cielo ante esta situación. Berga acogió el 7 de febrero pasado una masiva concentración de pandillas de fuego de todo Cataluña, entre ellos una sexagésima de mataronins, miembros de las Diablesas, la Momerota, el Dragón, la Momeroteta y el Dragalió, y las pandillas Basilisc y Diablos de la Llàntia. "Mataró fue la única ciudad que envió representantes de todas las pandillas de fuego, ni la propia gente de Berga lo hizo", explica Aleix Martí, de la Momerota. El regidor de Cultura, Sergi Penedès, encabezó la comitiva, pocos días después de que el Pleno municipal de Mataró aprobara por unanimidad una propuesta de resolución para reclamar que el Gobierno de la Generalitat y el Gobierno Español establezcan el carácter singular de los elementos festivos de cultura popular y tradicionales catalanes, mediante una regulación específica en el uso de los materiales pirotécnicos. Una muestra clara, en definitiva, de la importancia que da la ciudad a los actos de fuego, elemento esencial de Santas y también de las muchas fiestas populares que se celebran durante el año. "Si la normativa sale adelante, de todo esto noquedaría nada", resuelve Ramon Caldés, de la pandilla del Dragón de Mataró.

"Más que una transposición, parece que se quieran limitar a una traducción directa de la ley", afirma con sorna Penedès. Aún así, el regidor se muestra optimista al encontrar una buena aplicación de una normativa europea que, al fin y al cabo, tiene como objetivo principal regular la comercialización de material pirotécnico, más que no su uso en espacios públicos. Para conseguirlo, hay que hacer entender al ministerio y a la Unión Europea, que tendrá que aceptar la transposición que presente el estado español, que los actos de fuego no son peligrosos. "El índice de accidentalidad en general es baixíssim, y en pandillas infantiles es directamente cero", recuerda Udina.

En Mataró, los más escrupulosos
La comisión de fuego del IMAC, organismo encargado de la organización y regulación de todos los actos de calle donde se utiliza material pirotécnico, es la que vela por la seguridad de estos acontecimientos. Y es una de las mas duras de Cataluña, tal y cómo explican las mismas pandillas de fuego local. "A correfocs otros municipios hemos visto cosas que en Mataró serían imposibles", explica, Aleix Martí. Coches pasando por el medio del recorrido, pirotecnia encendiéndose y explotando en callejones estrechísimos y otras cuestiones realmente peligrosas que en Mataró ya no se ven. "El riesgo cero no existe, así que cuanto más medidas se tomen, mejor", asume Concibe Rivera, de las Diablesas. Los viales demasiado estrechados, como los de los alrededores de Santa Maria, ya no acogen el paso de las figuras de fuego. Las saquetes donde se trae la pirotecnia también ha mejorado en los últimos años, con el uso de ropa más segura e impermeable para evitar la entrada de chispas. En las pandillas infantiles, la del Dragalió y la Momeroteta, los niños ya no encienden los petardos ni traen pirotecnia. "A nivel de espectáculo hemos perdido un poco de libertad", explica Martí, "pero ya nos parece bien que se apliquen estas medidas". "La cuestión es aplicar todas estas normas de seguridad sin matar la fiesta", concluye Penedès.

Las pandillas también confían en que la transposición de la directiva acabará siendo basta favorable a sus intereses. "En Berga vivimos muy buenas sensaciones, creo que los políticos se dieron cuenta que se tienen que poner las pilas", dice Concibe Rivera. La Generalitat está junto a las pandillas, a pesar de que se ha despertado un poco tarde. "Hubo diputados catalanes en el Parlamento Europeo que votaron a favor de la directiva porque no calcularon las consecuencias", dice Udina. Martí y Caldés coinciden al pensar que la importancia y el eco de celebraciones como la Patum de Berga o las Fallas de Valencia ayudarán a crear un reglamento específico menos restrictivo.