J. Vives

Expectativas incomplertes

Crónica del espectáculo Surfing la bomba informática que se representó el sábado 25 al Teatro Monumental

El estreno, el pasado sábado 25, de Surfing la bomba informática, se había rodeado de grandes expectativas por el riesgo y la novedad que suponía la representación simultànea de una obra a seis poblaciones catalanas, conectades todas ellas a través de las nuevas tecnologías. A la platea pocos eran capaces de explicar de que trataba el espectáculo o que se vería a las dos grandes pantallas instaladas al escenario. Pero entre el público, muchos eran los curiosos que querían saber como se plasmaría al escenario la anunciada interactividad de la obra.

La representación mataronina de Surfing la bomba informática se inició con una primera escena con un claro mensaje antimilitarista. A continuación se fueron sucediendo escenas independientes, ligadas por una voluntad de hacer una crítica a los excesos de la sociedad de la información, y en las que se combinaba teatro, poesía, danza y música. Mientras tanto, a la pantalla situada al lateral del escenario se iban viendo diferentes fragmentos de las obras que, en aquel mismo momento, se estaban representando en Tortosa, Olot, Sabadell, Granollers y Vic. Todas ellas estaban inspiradas en el ensayo crítico de Paul Virilio La bomba informática.

En Mataró, el espectáculo duró poco más de una hora. Y, a pesar de los aplausos entusiastas del público –muchos eran familiares de los actores- entre los asistentes se podían sentir comentarios poco favorables al resultado global de la obra. Las dificultades para entender el significado de la representación y la ausencia de la tan anunciada interactividad –que se limitó a conexions puntuales con el resto de teatros- fueron los comentarios críticos más repetidos. Y para muchos, una experiencia teatral que prometía ser diferente se acabó convirtiendo en poco más que una obra de presentación de los alumnos del aula de Teatro.

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