Una cosa es que te lo expliquen y la otra es vivirlo. En Felipe arrasa, cuando viene al Hospitalet, me comentaba una compañera periodista, horas antes del mitin al polideportivo del club de baloncesto local. El cortejo de prensa invadió las instalaciones, puntual a 2/4 de 8. Unas 2.000 personas llenaban las gradas y la pista. Inquietas, ansiosas, expectants. No pasaban dos minutos de la hora que ya picaban de manso, con impaciencia. Un miembro del organizació intentaba hacer entender a un señor del público quehabía asientos reservados para los periodistas. La prensa, la prensa... Que sevayan a la mierda, hombre!. Disculpen las molestias.
La tensión se liberó de golpe. Estalla la música, los focos barren la multitud, la gente salta de las sillas impulsada por una miga invisible. Es él! Felipe! Guapo! Las señeras de plástico y las banderas socialistas se agitan frenéticamente, la ovación es atronadora.
Y en Felipe no decepciona. Es un hipnotitazdor nato, y a delante tiene una demasiada deseosa que la hipnoticen. Domina todos los recursos de la oratoria y se mueve con desparpajo detrás el atril. Pasa, todo de una, de la conversación de café a la proclama de mitin. Con un discurso ingenioso, con momentos vibrantes. Los gestos emfasitzen el mensaje, las bruscas modulaciones atrapan el oyente, las pausas dejan palabras esculpidas al aire... Cascadas de aplausos.
Después de la catarsis, la audiencia se dispersa con sonrisas de satisfacción. Venían dispuestos a dejarse convencer. No los ha costado nada.
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