Poder estudiar el hecho religioso en las escuelas lejos de la voluntad adoctrinadora de la iglesia y los obispos pero lejos, también, del otro extremo que considera la religión como el mal de todos los males. Esta sería la tercera vía que Enric Canet, Pere Vilaseca y Jordi Puig describen en su libro 'Escuela, Religión y Poder', una obra basada en entrevistas a diferentes personajes de sensibilidades diversas y que se presentó el pasado jueves, día 22, a la librería Robafaves. "Buscamos personas comprometidas, algunos cristianos, ateos, u otras confesiones como el musulmán o el judío", explica Puig, que añade: "todos apuestan por la solución definitiva de estar por encima de los extremos; poder optar por un modelo tolerante y abierto en linea con la diversidad". Detrás de esta obra, el debate sobre qué papel tiene que tener la religión a la escuela, puesto que Puig recuerda: "estamos vinculados en el mundo religioso y hace falta cultura religiosa a nuestra sociedad plural". Por eso, la ensambladura tiene que ser "abierto, de diálogo y pensando en las necesidades educativas y de la sociedad".
Vilaseca define el problema actual de ensambladura entre escuela, religión y poder como una situación bipolaritzada con los representantes de la iglesia católica a las antípodas de sus detractores: "unos quieren adoctrinar y hacer la asignatura como si fuera catequesis con verdades intocables, fijas y establos y los otros ven la religión como el grande mal que se tiene que desterrar de las escuelas". Vilaseca apuesta por "una tercera vía para poder trabajar el hecho religioso en las clases, pero no de manera adoctrinadora, sino desde un punto de vista cultural". "Las escuelas tienen que poder estudiar el mundo de las religiones y las religiones del mundo, así nos podremos conocer más los unos de los otros", añade. Vilaseca asegura que "El conocimiento del otro nos permitirá fomentar la convivencia tanto necesaria en esta época".
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